La propietaria del edificio de Olmos donde están murales de Lugrís entra en concurso

La deuda reclamada en este proceso asciende a más de 1,8 millones | El administrador concursal de Alameda de Órdenes decidirá el futuro del inmueble para saldar los impagos

Edificio del antiguo restaurante Fornos, en la calle Olmos. |   // VÍCTOR ECHAVE

Edificio del antiguo restaurante Fornos, en la calle Olmos. | // VÍCTOR ECHAVE / Gemma Malvido

La empresa propietaria del edificio número 25-27 de la calle Olmos, en el que se conservan todavía murales de Urbano Lugrís, Alameda de Órdenes, ha solicitado el concurso voluntario de acreedores por su actual situación de insolvencia. En enero, la empresa se encontraba en proceso de liquidación voluntaria pero no consiguió su objetivo —vender los activos para pagar las deudas acumuladas y dar de baja la sociedad—, por lo que la firma ha recurrido al Juzgado de lo Mercantil número 3 para poner punto final a su actividad y solventar sus impagos.

Al no haberse solucionado de forma satisfactoria la liquidación voluntaria de Alameda de Órdenes y al ser superiores las deudas que los activos de la empresa —lo que se denomina insolvencia—, es el juzgado el que se encarga de nombrar a un administrador concursal, que será quien tutorizará el procedimiento y el que se encargará de liquidar los bienes de la empresa y, con la cantidad obtenida, pagará a los acreedores.

La deuda que acumula la empresa —según la documentación aportada para la declaración del concurso— supera los 1,8 millones de euros, ya que esta cantidad es la que algunos de los acreedores reclamaron ya por vía judicial: entre ellos está la Seguridad Social, también un abogado que reclama sus honorarios y hasta diez demandantes más.

El administrador concursal tendrá que llamar a todos los acreedores en el plazo de un mes para que le acrediten la cuantía que la empresa les adeuda y, después, en los dos meses siguientes, tendrá que presentar un informe provisional sobre cuál es la situación de la empresa, así como decidir el mejor proceso de venta de todos los activos que tiene la empresa, en este caso, también del edificio de la calle Olmos, en el que se conservan todavía los murales que Urbano Lugrís dibujó para el restaurante Fornos.

Para su venta, según fuentes judiciales consultadas por este diario, pueden darse varias posibilidades, desde abrir un periodo de recepción de ofertas por si alguien está interesado en la compra de las propiedades de la empresa, o que el administrador opte directamente por su subasta tras hacer una tasación de cada uno de los bienes de los que es dueña Alameda de Órdenes. Normalmente, según indican fuentes judiciales, la venta de los activos suele tardar varios meses en resolverse, aunque se han dado casos en los que se cierran antes porque hay interesados en la compra de los bienes que entran en liquidación.

Sobre este inmueble, que se encuentra en estado de abandono, pesan dos hipotecas y dos embargos. En el año 2005, la sociedad suscribió una hipoteca a favor del entonces Banco de Galicia por un importe global de 625.000 euros; en mayo de 2011, esa hipoteca se modificó a favor del Banco Popular Español —tras su absorción— y, en agosto de 2015 volvió a cambiar de banco, pasando al Pastor después de la reestructuración del mapa financiero.

En octubre de 2015, se modificó el expediente y se constituyó una hipoteca unilateral —es decir, otra hipoteca más— a favor de 31 personas, con un valor máximo de casi 913.000 euros, que ellas aceptaron ese mes. En febrero de 2019, el edificio contaba ya con una orden de embargo preventivo, a favor del Banco Sabadell para responder a una deuda de 273.180 euros y en noviembre de 2022, el Juzgado de lo Social número 2 de A Coruña dictó otra orden de embargo preventivo sobre el inmueble a favor de ocho personas.

Fuentes judiciales consultadas para la elaboración de esta información apuntan a que una de las razones por las que el proceso de liquidación voluntaria —del que este diario informó en enero de 2023— no se resolvió favorablemente podría ser porque la empresa acumulaba más deudas de las que podía responder con sus activos, entre ellos, el edificio de la calle Olmos.

La asociación O Mural solicitó a principios de este año a la Xunta que declarase el inmueble Bien de Interés Cultural (BIC) para garantizar su máxima protección. El Ejecutivo tiene seis meses para pronunciarse, de modo que la decisión debería llegar en junio. Iniciado ya este proceso, también el Concello solicitó a la Xunta que el edificio fuese BIC. Un informe elaborado por técnicos municipales alerta del mal estado de los murales y urge a su recuperación, ya que el edificio se encuentra en estado ruinoso y su deterioro afecta a los frescos, ya afectados por años y años de convivencia con locales de hostelería.

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