Una cura en salud ante las emergencias

Operarios municipales revisan la accesibilidad de ambulancias y vehículos de emergencias por calles concurridas durante las fiestas

Con las fiestas de la ciudad a punto de empezar, y las consiguientes aglomeraciones que traerán en zonas de bares y restaurantes, el asegurarse de que las calles están preparadas para posibles emergencias se convierte en una necesidad urgente. Trabajadores del Ayuntamiento recorrieron ayer las calles que suelen ser escenario de aglomeraciones para constatar que, efectivamente, las terrazas, toldos o mobiliario de los bares de los laterales no interfieren en el paso de vehículos de emergencias como ambulancias o coches de bomberos.

Fue, precisamente, un camión de bomberos el encargado de comprobar si la angostura de calles como Franxa, Estrella u Olmos supone un problema de accesibilidad en operativos en los que la rapidez es crucial para la resolución satisfactoria. El vehículo, escoltado por efectivos de la Policía Local, servía como medidor en movimiento, mientras que los agentes se encargaban de comentar con los propietarios de los negocios las posibles modificaciones que pueden efectuar en sus terrazas con el fin de evitar sustos o excesivos sobresaltos si alguno de estos vehículos se viese en la necesidad de acceder a estas calles.

La mayoría, señalan desde el área de Emergencias, cumple con la exigencia. “En general se cumple. Se les está avisando sobre todo por el tema de los toldos, que si están más abiertos hay más dificultades con el tema de los vehículos de emergencias. En general, ponen de su parte”, cuenta la concejala de Seguridade Cidadá, Montse Paz, que supervisó en persona las labores de los técnicos.

La medida puesta ayer en marcha no tuvo un propósito sancionador para los hosteleros que menos se ajustaban a los requerimientos, pero sí de advertencia ante la inminencia de unos festejos que, de seguro, llenarán las calles coruñesas de actividad durante todo el mes de agosto. El objetivo es que no se repita el episodio registrado en la calle de la Estrella hace dos veranos, cuando los técnicos de ambulancias de la Red de Transporte Sanitario Urgente denunciaron que las terrazas de dicha calle les habían impedido recoger a una persona enferma de COVID en la puerta de su domicilio para trasladarla a un centro médico. Los sanitarios tuvieron que desplazarse a pie a la vivienda y acercaron al enfermo con una silla de ruedas. “No nos gusta enfadarnos, PERO ASÍ NO!!. No puede ser que vayamos a un servicio COVID positivo y no podamos acceder porque ni la clientela ni los hosteleros pasan de todo como si no fuera con ellos. Responsabilidad!!”, lamentaron los técnicos a través de sus redes sociales.

En este caso, si todo sigue así, no será necesario tomar medidas drásticas. Fuentes conocedoras de estos operativos de emergencia insisten en la necesidad de que los hosteleros de la zona se ciñan a las fronteras de espacio que marcan las chinchetas del suelo, un sistema de delimitación ideado en el mandato de Marea Atlántica con el fin de evitar abusos de ocupación del espacio público que impidan o dificulten la movilidad peatonal en la ciudad.

El problema para el paso de estos vehículos por las calles que registran mucha concentración de locales de hostelería, en esta ocasión, no fueron las terrazas, sino la amplitud de apertura de algunos toldos y sombrillas, que los propietarios de los negocios cerraron o retiraron parcialmente al paso del vehículo y tras el aviso de los efectivos.

“En esta calle cumplimos, sobre todo con el tema de los toldos, porque ya avisaron el año pasado, y desde entonces lo tenemos a ras para que no tropiece”, comenta la responsable de un restaurante de la calle Galera. Otros, mientras, se afanaban en recolocar las sombrillas para evitar sustos en operativos de emergencia en un tramo de la calle de la Estrella en el que el paso es especialmente complicado por la presencia de unos andamios que estrechan todavía más el paso disponible en la vía.