Filosofía que nace de las ideas al aire

El joven Adrián León, con altas capacidades y TDAH, ha publicado a los 17 años el libro ‘Pensamientos de una mente distraída’

Adrián León Pena, con un ejemplar de su libro.   | // CARLOS PARDELLAS

Adrián León Pena, con un ejemplar de su libro. | // CARLOS PARDELLAS / Marta Otero/Gemma Malvido

Marta Otero/Gemma Malvido

No atender en clase, a priori, no es algo que se pueda recomendar a la ligera a cualquier adolescente que quiera tomarse en serio sus estudios. A veces, no obstante, el tiempo que uno pasa en las musarañas puede traer consecuencias mejores que el que se invierte en atender. Que se lo pregunten al joven Adrián León Pena, de 17 años, que acaba de escribir su primer libro, nacido, precisamente, de esos ratos absortos en medio de las muchas horas que pasó en clase en el instituto de A Sardiñeira, en las que la mente, inevitablemente, se deja volar. “Me puse a escribir lo que tenía enfrente a raíz de un trozo de una novela que estaba leyendo en ese momento. Cuando llegué a casa se lo enseñé a mis padres y me dijeron que por qué no seguía escribiendo”, cuenta el joven.

Casi sin darse cuenta, aquellas primeras ideas garabateadas en un papel sin más intención que pasar el rato se convirtieron en Pensamientos de una mente distraída, editado por Pequeños Diamantes, el libro “filosófico” en el que Adrián León reflexiona, precisamente, sobre lo que a él mismo le pasa por la cabeza, que no es poco. “Tengo altas capacidades y trastorno de déficit de atención con hiperactividad, pero la hiperactividad ahora la tengo más relajada. Lo considero un rasgo como cualquier otro, que al fin y al cabo se reduce a lo mental. A veces son rasgos que se tratan con una connotación peyorativa”, cuenta el propio Adrián.

Desde niño supo que la escritura podía ser una buena herramienta para capturar esas reflexiones pasajeras. No en vano, a los 14 empezó a escribir su primera novela, de tintes autobiográficos, aunque ese primer manuscrito tuvo que quedarse a medias. Nada que ver, no obstante, con Pensamientos de una mente distraída, en el que Adrián León desarrolla una serie de conceptos complejos, agrupados en 55 temas, que parten de ideas como la humanidad, la arrogancia, la suerte, el progreso, la muerte o el género. “Empecé a ir con una libreta encima siempre, e iba anotando palabras clave sobre los pensamientos que tenía. Cuando llegaba a casa, lo redactaba”, recuerda. El primer capítulo, Humanidad, que actúa de prólogo, es el punto de partida del resto de temas.

La transformación de esos pensamientos en un libro vino de la mano de Rebeca Otal, quien fuera su maestra en Primaria, una etapa en la que Adrián León ya daba muestras de su inclinación por la escritura. “Recuerdo que en 4º había propuesto en clase que llevaseis un diario. Tú lo completabas todos los días”, comenta su maestra. La filosofía, no obstante, no siempre fue su asignatura favorita del currículo. “Al principio la detestaba”, confiesa él. Ahora, nada que ver. Todo fue gracias a, como suele ocurrir, un buen profesor, que le introdujo en una disciplina sin la que ahora no es capaz de imaginar el mundo. “La filosofía es mi asignatura favorita, y más que eso, se ha convertido en un estilo de vida. Para esa asignatura siempre estudiaba más de lo que necesitaba. Tengo muy idealizado a ese profesor, me ha marcado mucho”, reconoce.

Por el momento, y con una flamante primera publicación ya en su haber antes de haber cumplido la mayoría de edad, sus derroteros, no obstante, se apartan del camino de la filosofía y se dirigen más hacia el terreno de la Informática, destreza en la que Adrián espera formarse. Mientras, en su casa sigue acumulando libretas con nuevos pensamientos, que quizás, en un futuro, puedan convertirse en una segunda entrega.

Parte de los beneficios de este libro serán destinados a la fundación del doctor Diego González Rivas y también a la del científico Ángel Carracedo, la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica.