El incivismo hace de la calle un vertedero de muebles
El abandono de enseres sin solicitar su recogida al Concello puebla los barrios de toda clase de residuos voluminosos
Ana Carro / J. M. Gutiérrez
Colchones, muebles, electrodomésticos y toda suerte de objetos voluminosos permanecen durante días en las calles de la ciudad tras ser depositados en la acera por quienes fueron sus propietarios y generan una imagen negativa, como advierten vecinos y comerciantes. El problema se extiende a todo el casco urbano y, según el Concello, no tiene su origen en un problema del servicio municipal de recogida de estos enseres, del que se asegura que funciona con normalidad en este momento, aunque durante el verano del año pasado se denunció que se producían retrasos de hasta quince días.
Para los responsables municipales, la presencia de estos objetos en la vía pública durante varias jornadas se debe a pesar de que hace años que se presta el servicio de recogida de enseres de gran tamaño, todavía hay personas que los dejan en la calle sin solicitar previamente su retirada, y ello a pesar de que no tiene coste para quien lo reclama a través del teléfono 010. Un paseo por A Coruña hace posible comprobar que el problema afecta a todos los barrios y que suscita las quejas de los vecinos donde se produce.
“Avisé de que había un contenedor que daba una imagen horrible. Lo puse en una reclamación online”, explica Xosé Vázquez, presidente de la asociación de vecinos de Atochas-Monte Alto, quien detalla que se trataba del recipiente destinado a la recogida de papel de la calle Corralón, frente al Museo de Belas Artes, donde se amontonaban muebles, una silla y palés, además de un somier. “Llevaban diez días ahí. No sabemos qué pasa con la recogida”, explica el dirigente vecinal, quien añade que en varias zonas de su barrio se acumulan este tipo de residuos voluminosos.
“Es difícil notar un aumento porque siempre hay muchos”, detalla Daniel Rocha, presidente de la asociación de comerciantes de Os Mallos, quien explica que este barrio “está lleno de contenedores de obras” en los que se vierten estos objetos porque así “hay menos condena social, ya que ningún vecino les ve hacerlo” , lo que hace que en ellos aparezca “todo lo que se te ocurra”.
“Tenemos el problema de que aparece una habitación completa en el borde de un camino”, se lamenta Mónica Díaz, presidenta de la asociación de vecinos de Eirís. “Ya puedes llamar, que como está en un camino, pues nada”, afirma, lo que hizo que los cristales de los espejos se rompieran e invadieran el camino sin que nadie lo limpiara porque en la zona rural no hay barrenderos.
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