Entrevista | Xoel López Artista | Presenta su nuevo disco ‘Caldo Espírito’

“En el disco hay eclecticismo y variedad, es una búsqueda entre el origen y lo externo”

“Hay cosas que, por lo que sea, me salen gallego y la canción de ‘Xiana’ me salió así. Era el nombre que tenía yo cuando nací”

El cantante Xoel López en un concierto.   | // MATTIAS MONSTERKID

El cantante Xoel López en un concierto. | // MATTIAS MONSTERKID / Ana Carro

Xoel López acaba de lanzar Caldo Espírito, su último trabajo. El coruñés habla de sus nuevas canciones y de lo mensajes que esconden.

Ha elegido Caldo Espírito como título del álbum, pero no es el nombre de ninguna canción. ¿De dónde sale?

El título dice muchas cosas. Por un lado, está en italiano, Caldo, y en gallego, Espírito. Por lo de pronto ya te está diciendo que hay eclecticismo y variedad, es una búsqueda entre el origen y lo externo. Que todo tiene cabida. Por otro lado, es una idea que me rondaba la cabeza, que es una contraposición de como veo que a la sociedad, un poco más frívola y carente de esa espiritualidad que yo canalizo a través de la música. Incluso la mercantilización de la música hace que se haga algo más superficial. El disco trata de aportar calidez y algo hecho con el corazón. A mí me alivia y ojalá le siente bien a la gente.

La primera canción que mostró fue Fort Da. ¿Le han dicho que recuerda a los sonidos de Deluxe?

Sí. Es curioso. Yo lo reconozco también, lo veo. Ya no sé si es un poco por haber reunido a Deluxe este tiempo o si es porque simplemente es una cuestión cíclica. Yo creo que todos tenemos un momento así como de regresar a cosas. Hay un momento en el que te permites de repente hacer un pequeño viaje al pasado. O el otro día precisamente, volví a mi colegio, al Eusebio da Guarda. A lo mejor tiene que ver con eso, con volver a mirar un poco para atrás, cosa que no venía haciendo, pero de repente lo traigo a una actualidad que no tiene nada que ver, lo incorporo y sigo mirando hacia delante. Caldo Espírito mira hacia todas partes. Mi amigo y manager, con el que llevo trabajando desde 2001, me decía, “tú puedes hacer todo, siéntete libre, todo es tú, ¿qué más da si suena a Juan Luis Guerra?”.

De hecho, ese sonido latino de Atlántico no lo pierde y está presente en Mágica y eterna o Faneca brava.

Sí, hay partes del disco en las que me permito jugar. Incluso a veces soy explícito y hay una flauta cubana o meto un ritmo de merengue o esa alusión al siempre presente en mi carrera Juan Luis Guerra, sobre todo desde Atlántico. Ahora lo incorporo y le meto una armónica. Esos híbridos, esos monstruos extraños mezclados que me encanta crear. Soy de los que se imaginaba, y dibujaba incluso, cómo sería un elefante escupiendo fuego y con cola de cocodrilo. Algo así me pasa a veces con la música, que me gusta mezclar cosas. ¿Qué pasaría si metes una armónica dylaniana en un tema caribeño? Es algo que sigo haciendo. Es la parte de juego que nunca quiero perder. Sí es verdad que hay canciones que no sé ni lo que son. Faneca Brava es una canción que me representa bastante bien a día de hoy, pero no sabría decirte muy bien a qué suena. Es como toda la xoelada junta.

Arranca el disco con un tema más íntimo, Albatros, que no sabe si se siente “más libre o más pérdido”. ¿Le ha pasado?

Sí. Es una canción más filosófica, con dudas existenciales. Creo que podemos analizarla incluso verso por verso, palabra por palabra, y dice un montón de cosas. Pero, sobre todo, demando parar el tiempo y descansar. Hoy en día, con toda la hipercomunicación que hay, a veces da ganas de decir “basta, dejádme en paz”. Compuse esa canción en un momento de necesidad de soledad. Luego también está la metáfora del albatros, de volar libre. También habla de sentirte un poco fuera.

Luego aparece Glaciar, que podría ser la segunda parte de Patagonia.

Ah, mira, qué bonito, no lo había pensado. Puede ser que tenga que ver con eso. Glaciar habla de qué pasaría si no todo fuera estupendo y maravilloso y cómo reaccionaríamos ante la enfermedad de un ser querido, la pérdida de trabajo o la pérdida de la alegría. Es un poco volver a la idea esa de quién está a las duras y a las maduras, que es algo que nunca está de más recordar. El verdadero amor, la verdadera amistad... Cuando todo está bien pues es muy fácil, pero qué pasa si “un Glaciar se desprende así y si me ves tumbado en el ring”. Yo he caído alguna vez en mi vida y he dejado mi carrera en algún momento. Y hubo gente que estuvo y otra que no. En Glaciar me planteo cómo es mi vida más allá del escenario.

El final del disco es un regalo. ¿Quería aumentar con Xiana su lista de canciones en gallego?

Sí. Iban a ser dos. Había otra que se llama Meu Amor, pero no entró en el disco por cuestiones musicales. Me da pena porque tenía la ilusión de que fueran dos. Para mí, es importante. Hay cosas que, por lo que sea, me salen en gallego. No sé decirte por qué. Y esta me salió así. Xiana era el nombre que tenía yo cuando nací porque pensaban que iba a ser una niña. Un día empecé a hablarle a Xiana en verso, y no sé si me estoy hablando a mí, si estoy hablando a lo que pude ser o si estoy hablando del mundo alrededor a través de Xiana.Me parece que hay muchas cosas ahí a nivel psicológico. Eso lo analiza un psicólogo y se pone las botas.

Suscríbete para seguir leyendo