El furtivismo y el cambio climático acaban con el percebe en la Torre y O Portiño

La Xunta contabilizó 1.190 kilos incautados el año pasado, frente a los 2.436 de 2022

En esa cifra se incluye pescado capturado de modo ilegal

La cofradía considera esquilmado el percebe de la Torre y O Portiño

Percebes incautados por Gardacostas de la Xunta en la Torre en febrero de 2023. |   // EUROPA PRESS

Percebes incautados por Gardacostas de la Xunta en la Torre en febrero de 2023. | // EUROPA PRESS / José Manuel Gutiérrez

El descenso a la mitad de las cantidades de marisco y pescado incautado por el servicio de Gardacostas de Galicia entre Malpica y Sada, que pasó de 2.436 kilos en 2022 a 1.190 el año pasado, no implica un descenso en la actividad de los furtivos en este sector del litoral. Así lo considera la Cofradía de Pescadores y Mariscadores de A Coruña, que pone de relieve además que ese volumen de decomisos, proporcionado a este periódico por la Consellería de Mar, incluye el pescado decomisado a embarcaciones por excesos de cupo o capturas no declaradas, por lo que no se puede calificar de furtivismo propiamente dicho y, además, una intervención excepcional en un año determinado altera de modo radical las cifras.

Esta advertencia puede constatarse al comprobar que la mitad de los decomisos del año pasado, 630 kilos, correspondieron a pescados y que la mitad de ellos fueron sardinas. De las tres variedades de almejas solo se retiraron 18 kilos a los furtivos, mientras que de pulpos y chocos fueron 84. Los crustáceos sumaron 343 kilos, la mayor parte de ellos centollas, y los erizos 106.

“Una cosa es lo que se requisa y otro es lo que se extrae de modo furtivo, ya que lo que no se decomisa no entra en la estadística”, señalan fuentes de la cofradía, que destacan que la actividad de los mariscadores ilegales se concentra en las zonas de la Torre de Hércules y O Portiño y en las especies del erizo y el percebe. Esta última se considera prácticamente esquilmada debido a la fuerte caída de la producción en los últimos años, posiblemente a causa del cambio climático según los profesionales del sector, una opinión compartida por sus colegas de Asturias, y por la acción continua de los furtivos, que impiden su recuperación a pesar de los amplios periodos de veda establecidos para permitirla.

“Furtivismo sigue habiendo prácticamente el mismo, pero también hay menos marisco, hace años un furtivo podía recoger 60 kilos de percebe, pero hoy es muy complicado porque no hay el de hace cuatro o cinco años”, explican dirigentes del pósito coruñés.

La persistencia del furtivismo queda reflejada en que este mismo martes los guardapescas contratados por la cofradía sorprendieron a mariscadores ilegales en San Roque de Fóra y en O Portiño cuando habían retirado en torno a 200 kilos de erizos, aunque una parte de ellos fueron arrojados al mar cuando se vieron descubiertos. El punto más problemático es O Portiño por la proximidad del poblado chabolista existente en la zona, ya que la cofradía considera que personas que residen allí se dedican a extraer marisco de forma ilegal a diario.

Los vigilantes contratados por la cofradía se enfrentan a la imposibilidad de controlar un litoral muy amplio, así como a que los Gardacostas de la Xunta solo intervienen si disponen del apoyo de la Guardia Civil, Policía Autonómica o Policía Local, que no siempre cuentan con el personal disponible para participar en estas operaciones. En las actuaciones desarrolladas en la mañana de este martes la cofradía se encontró con este problema, ya que al tratarse de un día festivo los cuerpos de seguridad contaban con pocos agentes de servicio.

Detrás de la actitud de los Gardacostas de reclamar la presencia de policías o guardias viles se encuentra la conducta agresiva de los furtivos, que cuando son sorprendidos amenazan e incluso agreden a quienes tratan de decomisarles las capturas y carecen de medios para repeler a quienes se muestran violentos.

Los guardapescas de la cofradía también han tenido que enfrentarse a esas situaciones, incluso a un intento de vuelco de uno de sus vehículos al borde del mar, pero la decisión de denunciar estos hechos en los juzgados hizo que esa clase de respuesta de los furtivos cesase.

La ría de O Burgo es uno los lugares donde el marisqueo ilegal tuvo una mayor presencia en los últimos años. Pese al cierre a la actividad de los bancos para llevar a cabo la regeneración del estuario, la Xunta apreció en 2022 un aumento del furtivismo por la ausencia de los mariscadores legales. Para Andrés Pena, presidente de la Agrupación de Mariscadores a Pie, en este momento en la ría “hay menos marisco y por eso se ven menos furtivos desde el año pasado, no es que haya más vigilancia”. Según detalla, “este año no se veía ni uno, cuando otros años se veían hasta quince al mismo tiempo”.

La ausencia de almejas se debe a que el paro decretado para llevar a cabo el dragado del fondo ha impedido la siembra que se realizaba anualmente, a lo que se suma la extracción ilegal que prosiguió pese al inicio de las obras y que ha dejado los bancos agotados.

También explica Pena que no existe una vigilancia permanente del servicio de Gardacostas, de modo que solo acuden allí cuando se reclama su presencia y que, incluso en ese caso, solo se presentan si disponen de agentes, ya que deben cubrir un territorio muy extenso.

“La obra termina a finales de abril y entre ese momento y principios de mayo sembraremos de nuevo”, indica este mariscador, quien advierte que la semilla que se vierta se situará entre los 15 y los 20 milímetros de tamaño y que habrá que esperar a que llegue a los 40 para extraerla. “Pero si no se cuida la ría la fastidiaremos, porque en cuanto llegue a los 30 se la llevarán seguro, por lo que tendremos que hacer guardias y organizarnos”, indica Pena.

Se calcula que el marisco podrá recogerse por primera vez tras el dragado entre 18 y 24 meses después de su siembra, de forma que el límite máximo sería la primavera de 2026, aunque también dependerá del tamaño de la semilla que se utilice. Sobre la productividad de la ría ya regenerada, Pena señala que “no se puede saber a ciencia cierta porque tiene que haber controles biológicos, pero después del repaso que se le dio y la cantidad de semilla que se va a echar tendrá que mejorar sí o sí”.

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