Don Perro deja de ladrar en A Coruña: "Este negocio es ilógico"

La veterana tienda y clínica veterinaria cierra sus puertas tras cuarenta años, “ahogada” por la prohibición de venta de animales

Sara María González, encargada de Don Perro, este miércoles frente a la tienda.

Sara María González, encargada de Don Perro, este miércoles frente a la tienda. / CARLOS PARDELLAS

El sector de las tiendas de animales ya lo avisaba: la ley de protección animal le abocaría el cierre. Y los pronósticos se han cumplido. La normativa que prohíbe, entre otras cosas, la venta de animales, ha llevado a que uno de los establecimientos más emblemáticos de la ciudad, Don Perro, tenga que bajar la persiana tras 40 años de actividad en el centro de A Coruña. “Veíamos insostenible poder mantener el local. La situación ya se hacía inviable y últimamente nos estaba ahogando”, comenta Sara María González, encargada del negocio, que achaca el cierre a las consecuencias de la ley que protege a los animales y a “motivos personales de la dueña”.

Quienes se acerquen hasta el local en la calle Cordelería se encontrarán estos días con dos carteles que anuncian la realidad por la que está pasando el negocio de animales. Una liquidación con descuentos del cincuenta por ciento para deshacerse de las existencias en los últimos coletazos antes de echar el cierre y un mensaje de agradecimiento a todos los clientes que han pasado por el local durante sus 40 años de vida. “Estamos contentos y orgullosos con todo lo que hemos hecho en estos años”, señala González.

Pero el apoyo de sus clientes no sirve para que las cuentas del negocio cuadren y salgan adelante. “La prohibición de la venta de animales acabó con nosotros, no se puede vender nada”, denuncia la encargada de Don Perro, que veía venir el “problema” ya desde hace tiempo. “Esto viene ya de hace cinco o seis años, cuando se empezó a trabajar en el borrador de la normativa”, añade.

Un texto que se convirtió en la aprobada Ley de Bienestar Animal, que entró en vigor en septiembre del pasado año y que prohíbe la venta de animales en establecimientos, una de las patas que mantenía el negocio de Don Perro junto a la clínica veterinaria del mismo espacio. Pero ese servicio no sirve para mantener el local a flote. “Antes de decidir cerrar contratamos un servicio externo para estudiar la viabilidad y vimos que no saldría adelante, que se agotaron las posibilidades. Este negocio es ilógico”, comenta González, que tampoco prevé un buen futuro para las pequeñas clínicas veterinarias: “El sector veterinario va a acabar en manos de multinacionales”, advierte.

El cierre de Don Perro es una triste noticia para su encargada, pero a medias. “Cerramos pensando en estos cuarenta años. Pero más triste es mantener un negocio y no ganar nada y que cada vez haya más problemas”, comenta la encargada de la tienda, para reiterar que “la cosa no iba bien y el negocio no compensaba”.

Pero no todo son malas noticias para el equipo de Don Perro, porque el local volverá a cobrar vida próximamente con un nuevo negocio. “Estamos ya estudiando y manejando otras alternativas de negocio. Este es el final de un ciclo pero empezará otro nuevo”, concluye la encargada.

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