Una Primitiva millonaria que se intentó cobrar hasta en siete ocasiones

Después de hallar el boleto en su despacho, como defiende el lotero, Manuel Reija, este solicitó cobrar los 4,7 millones de euros

Cartel del premio realizado para la docuserie de HBO Max ‘Se busca millonario’.   | // LOC

Cartel del premio realizado para la docuserie de HBO Max ‘Se busca millonario’. | // LOC / Ana Carro

El boleto de la Lotería Primitiva del sorteo celebrado el 30 de junio de 2012 premiado con 4,7 millones de euros está custodiado en una caja fuerte de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae) desde septiembre de ese año, dos meses después de que el lotero de San Agustín, Manuel Reija, asegurase haberlo hallado en su despacho, donde fue comprobado. Desde entonces, solicitó hasta en siete ocasiones cobrar el premio. Sin éxito.

Ahora se encuentra a la espera de juicio junto a su hermano, Miguel Reija, delegado provincial de Loterías, para quienes la Fiscalía pide diferentes penas de prisión: seis años para el lotero por un delito de estafa o, de forma alternativa, de uno de apropiación indebida y para su hermano seis años de cárcel por un delito de blanqueo de capitales o, alternativamente, tres años de prisión por un delito de encubrimiento. Las mismas penas que solicita la familia del hombre, ya fallecido, al que la Policía Nacional considera el legítimo dueño del boleto.

En todo el proceso, Manuel Reija ha defendido ante la prensa, la policía y en el juzgado que halló el boleto en su administración “cuando se encontraba solo, sin ningún cliente”. Lo vio, según sus palabras, en la parte exterior del cristal, junto al pasamonedas y “en unas condiciones impecables”. De hecho, ante la jueza declaró que si hubiese tenido la intención de quedarse con el dinero del boleto premiado, se habría ido “a Canarias”.

Según la investigación de la Policía, aquel boleto se comprobó el 2 de julio de 2012 en el despacho de San Agustín junto a otras tres apuestas a las 11.25 horas. Una de ellas, premiada con tres euros, que sí fueron entregados al apostante. Fiscalía y acusación particular aseguran en sus escritos que Manuel Reija era “conocedor del alto importe del premio”, por lo que “se lo quedó para sí, junto con los demás boletos, con ánimo de lucrarse”.

Cuando el apostante había abandonado ya la administración, el lotero, según las acusaciones, realizó hasta dos comprobaciones más del boleto premiado para “asegurarse de la categoría superior del premio y por tanto de su alto importe”. Ese mismo día se lo notificó a su hermano Miguel, delegado de Loterías, y al día siguiente, 3 de julio, le entregó el boleto. La Selae fue informada de esto el 10 de julio de 2012 y el 6 de septiembre del mismo año, sin iniciar ningún tipo de procedimiento administrativo y antes de que pasasen los tres meses de caducidad del billete, Miguel Reija envió un escrito a Loterías con una petición de cobro de su hermano.

Aquella fue la primera vez que solicitó cobrar los 4,7 millones de euros, pero hubo más. La Fiscalía informa que lo intentó de nuevo el 15 de enero y el 16 de enero de 2013. Entonces, la asesoría jurídica de la Selae contestó que el procedimiento a seguir era el expediente de hallazgo. Un proceso que el Ayuntamiento de A Coruña no inició hasta septiembre de 2013. Pero tampoco esa contestación fue un impedimento. Manuel Reija volvió a pedir el premio el 14 de febrero de 2013.

En todo el proceso, la Policía recibió 333 reclamaciones de personas que aseguraban que la Primitiva millonaria era suya. El boleto seguía custodiado y el lotero de San Agustín volvió a intentar el cobro tres veces más, cuando ya estaban incoados procedimientos civiles de reclamación de la titularidad del billete.

Fue la Policía Nacional la que logró, tras una intensa investigación que duró tres años, dar con el que considera el legítimo dueño del boleto, que falleció en 2014. Ahora es su familia la que reclama el premio. Los números que utilizaba habitualmente en sus apuestas han sido claves en el proceso. No son los de la Primitiva ganadora, pues esta era una apuesta automática, pero sí figuran en uno de los boletos que selló en la administración de Carrefour de Alfonso Molina donde se vendió el billete premiado con 4,7 millones de euros. También están entre las comprobaciones hechas en San Agustín, donde repitió la apuesta con esos números tras la comprobación de cuatro boletos. Combinaciones de números que se han visto repetidas en muchas otras apuestas realizadas no solo en A Coruña sino en otras ciudades de España, a las que el apostante acudía junto a su mujer de viaje.

Los movimientos de la tarjeta de crédito y los sistemas de geolocalización también ayudaron a la Policía a situar a este hombre en Carrefour en el momento en que se sellaron los cuatro boletos y en las proximidades de San Agustín cuando se comprobaron.

Cuando faltan dos meses para que se cumplan doce años desde el sorteo, todavía no hay fecha para el juicio.

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