1-2 | Davo salva a Idiakez en Barcelona

El Deportivo logró un merecido y agónico triunfo ante el Barça Atlètic que da una vida extra al técnico donostiarra

Los coruñeses remontaron un partido que se decidió en el tiempo de descuento

Pie de foto de Faro Vigo de 2 líneas máximo pie de foto de Faro Vigo de 2 líneas máximo. |  // FDV

Pie de foto de Faro Vigo de 2 líneas máximo pie de foto de Faro Vigo de 2 líneas máximo. | // FDV / xane silveira

Xane Silveira

Xane Silveira

Victoria. Respira Idiakez, el Deportivo y A Coruña entera tras una jornada que era a vida o muerte. Lo plasmaron los jugadores en la celebración del segundo tanto, Idiakez al abrazarse a su staff técnico, y la esquina blanquiazul de la grada que estalló con el pitido final. El Deportivo conquistó el Johan Cruyff tras un encuentro sumamente trabajado, que se puso de espaldas y terminó de la forma deseada después de que Davo anotase en el tiempo de descuento. Diego Villares mantuvo en pie en los peores momentos de los coruñeses, que terminaron por dominar en una segunda parte en la que mostró una de sus mejores versiones.

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Sabía Imanol Idiakez que se la jugaba, así que decidió hacerlo con los mejores jugadores sobre el campo. Después de 12 jornadas sin él, Yeremay Hernández, que regresó la pasada semana, salía de titular en el frente de ataque junto a Lucas Pérez, Davo y un Diego Villares que brilló como jugador total, siendo casi siempre la verdadera referencia ofensiva por delante de Lucas.

El cuadro coruñés saltó con personalidad al Johan Cruyff. El césped estaba perfecto y desde los primeros compases se vivió un partido vibrante, con alternativas y ocasiones, reparto de mandos y algún que otro tramo de agobio para los visitantes, ayer vestidos de blanco. Solo pasaron 44 segundos hasta que Lucas Pérez, con la derecha, realizó el primer intento. Era otra actitud ante un día clave. Y a los seis minutos, la primera ocasión clara. Davo conectó con Diego Villares, que en defensa era el primer punto para la presión y en ataque se descolgaba con intención, velocidad y precisión. El de Samarugo se plantó de manera forzada mano a mano con Marc Vidal, que sacó una gran parada de puro fútbol sala para evitar el primero.

Despertó el Barça Atlètic con un estilo reconocible en cualquier parte del mundo. El equipo que dirige Rafa Márquez tocaba y movía con precisión la pelota, correteaba de lado a lado y aprovechaba el excelso pie de Mbacke para tirar diagonales y acercarse con rapidez al área. El Deportivo, con dos líneas defensivas de cuatro, achicaba como podía hasta que a los nueve minutos Pau Víctor dio el primer susto. Las diabluras de Héctor Fort, un niño de 17 años con una técnica excelsa, desequilibraron la balanza a los 18 minutos. El lateral tiró un recorte hacia dentro, aprovechó el arrastre de Cuéllar y volvió a filtrar un pase entre Pablo Martínez y Balenziaga. El famoso intervalo lateral-central quedaba otra vez expuesto y Pau Víctor esta vez no perdonó.

Shock postraumático para un Deportivo que tardó en reaccionar. De hecho, parecía no hacerlo. Hasta que de nuevo apareció el pulpo. Diego Villares, el hombre para todo, estaba decidido a no morir de esa forma. El de Samarugo coloreó todo el mapa de calor del Johan Cruyff y a la media hora puso el empate. El villalbés le robó la cartera a Faye y sin dudarlo golpeó con furia la pelota para introducirla en el fondo de la portería.

El gol despertó a un Deportivo que acabó mejor el primer tiempo. La necesidad clasificatoria no permitía a los blanquiazules vacilar con el resultado y los coruñeses volvieron a plantar una presión alta sobre la salida culé. Tres minutos tardó en generar la primera ocasión de una segunda parte que contó con oportunidades para ambos lados, pero tuvo un mayor dominio coruñés. Tras una buena combinación de lado a lado, Yeremay conectó un centro que buscaba la cabeza de Davo. El de Luarca, que estaba cuajando un buen partido, no consiguió dirigir el testarazo y el balón se fue muy desviado. Respondió un Barça B que no se amilanó. Alarcón tiró una pared de las que es difícil ver en esta categoría, pero mano a mano no definió correctamente.

Entre presión y presión, Diego Villares se llevó un golpe que puso en vilo a la grada. El de Samarugo salió escaldado tras un pelotazo que le retorció el tobillo. “Villares, Villares...”, arengó la esquina blanquiazul que daba color a un Johan Cruyff bastante silencioso. Pero el de Samarugo tenía otros planes que retirarse. Regresó al campo, corrió un balón casi imposible y volvió a ser el hombre aventajado en el ataque deportivista. Fue el propio ocho, protagonista de prácticamente todo lo bueno en ataque, quien volvió a rozar el segundo tras un disparo potentísimo en la frontal. Golpeó con la zurda y el alma puesta en un balón que repelió Marc Vidal con dificultades.

Idiakez, como viene siendo habitual, tardó en mover el banquillo, pese a las evidentes muestras de cansancio de un Yeremay que llegaba con dificultad a los esfuerzos. A la espera de frescura, Pablo Vázquez salvó el gol local tras una pisada de fantasía de Héctor Fort.

David Mella, en el minuto 70, fue el primer cambio de Imanol Idiakez. El único hasta que Jaime entró en el descuento. El canterano tardó solo 60 segundos en tener su primer impacto importante. Aprovechó una buena subida de Balenziaga para dejar un pase atrás hacia Lucas, que volvió a rozar el segundo ante la mirada de Pau Cubarsí, un central de 16 años que ingresó en la segunda parte en lugar de Mbacke.

El Deportivo acabó mejor el partido. Metió en su área a un Barça B hasta ese momento invicto en su casa. La suerte parecía reservar una nueva tarde de desdicha deportivista, plasmada en la pizca de fortuna que le faltó de nuevo a Lucas Pérez para encontrar su ansiado gol. Definitivamente no quiere entrar. El de Monelos golpeó con violencia un balón que solo detuvo el larguero cuando ya alzaba los brazos. Minutos después, Villares, bajo palos, erró un cabezazo franco. Era imposible, no habría gol.

El partido moría y el Dépor agonizaba. Era el querer y no poder de cada semana. Hasta que, en el minuto 93, Davo salvó a Idiakez. Un saque largo de Parreño acabó en los pies de Lucas, agotado, que filtró para el enésimo desmarque del atacante asturiano. Con la zurda, en un esfuerzo final que puso en pie a una ciudad, coló con precisión la pelota en la red. Euforia en el Johan Cruyff. Se abrazaron los jugadores en el banderín, en el campo y en el banquillo. Era un gol que valía una vida. Un tanto para revivir, para volver a creer en el objetivo y regresar a la carrera. Davo se vistió de héroe para regalar el quinto triunfo de la temporada al equipo coruñés y, sobre todo, para devolverle la esperanza a su entrenador. Victoria del Dépor. Al fin.