Los cazadores avisan que abatir más jabalíes no atajará su presencia en zonas urbanas
El primer día de batidas sin límite en 288 concellos deja menos piezas de las previstas u El colectivo cree que a corto plazo los animales se acercarán más a las casas
Daniel Domínguez
“La caza es una herramienta de gestión para ayudar, pero no es la panacea”. Los cazadores gallegos rebajan las expectativas sobre el impacto que tendrá sobre las poblaciones de jabalíes la decisión de la Xunta de permitir su abatimiento sin límite y casi todos los días del año en 248 de los 313 concellos. El colectivo advierte de que esta decisión, que entró en vigor ayer y se prolongará hasta el próximo 25 de febrero, no resolverá la presencia del porco bravo en zonas urbanas a corto plazo.
Los ejemplares abatidos el año pasado en Galicia superaron los 18.000 según las estimaciones iniciales de la Consellería de Medio Ambiente, un 44% más que hace una década, pero el progresivo acercamiento de estos suidos a las vías de comunicación y los entornos urbanos ha encendido las alarmas.
Dos jóvenes de Chantada fallecieron este verano en un accidente de circulación causado por un choque con un jabalí y también varios ejemplares se han dejado ver en el centro de A Coruña, cruzando la ría a nado de Poio a Marín o frente a las Urgencias del Complejo hospitalario de Ourense.
Esas situaciones, pero también la recepción de 4.048 avisos por daños causados por jabalíes el año pasado, fueron argumentos utilizados por Medio Ambiente para tratar de impulsar la caza de este animal.
Pero, ¿resolverá el levantamiento de restricciones a su caza este problema? Los cazadores consultados niegan esa ventaja e incluso insisten en que no existe un problema de densidad de jabalíes en los montes. Durante la primera jornada con este nuevo marco, constataron que no existen tantos como parece en el entorno natural. “Estoy completamente de acuerdo en esa apreciación”, apunta el presidente de la Federación de Caza de Pontevedra, Francisco Couselo,, que explica que la presión del lobo, la falta de cuidado del monte, con mucho matorral, y la facilidad para acceder a comida y refugio son las circunstancias que llevan a estos animales a las zonas urbanas. “Dejan el monte para ir a la ciudad y ahí es cuando cruzan las carreteras y causan accidentes. Pero es que luego en las ciudades encuentran comida y escondite en las zonas periurbanas, donde no se pueden cazar. Son muy inteligentes y se quedan ahí”, comenta Couselo.
Por ese motivo, los cazadores creen que a corto plazo la medida de la Xunta para favorecer los abatimientos será contraproducente porque ante el miedo generado por más batidas los animales se alejarán del monte en dirección a zonas urbanas o industriales. Luego les costará orientarse para volver e incluso se establecerán si encuentran comida y cobijo.
Couselo cree que la solución pasa por la caza, pero no solo por ella en el caso de la presencia de este mamífero cerca de las poblaciones, donde solo se pueden cazar mediante jaulas o con arco. “El año pasado se abatieron 18.000 ejemplares, pero con jaulas esas cifras serían imposibles. Además, el cazador asume todos los gastos: licencia, el pago del tecor, munición... Si se emplea la jaula, además hay que avisar y pagar a un veterinario para que mate al animal. Y evidentemente se cazan menos con esa solución”, expone el representante de los cazadores de Pontevedra.
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