El aumento de las herencias dispara el riesgo de fragmentación de fincas del rural

El crecimiento de los legados en las transmisiones de tierras es el mayor de las comunidades en la última década

Representaban el 25% de los cambios de titularidad y ahora, el 40%

Un hombre trabaja en una finca de su propiedad en el concello de Dozón. |   // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Un hombre trabaja en una finca de su propiedad en el concello de Dozón. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

El campo gallego experimenta una paradoja continua. Por un lado, la necesidad de ampliar explotaciones ha disparado la venta de fincas al mayor dato en quince años, pero, por otro, el envejecimiento, el minifundismo, la huida del sector primario y, sobre todo, el incremento de las herencias aumentan la fragmentación del ámbito rural.

Los legados familiares ganan peso en Galicia en el total de transmisiones de fincas rústicas, partiendo así las propiedades en terrenos todavía más pequeños, dejándolos muchas veces en manos ajenas al campo y sin interés en cultivar la tierra o criar animales. Si en 2013, los legados representaban el 25% de todas las transmisiones de este tipo de parcelas, este año la cifra alcanza el 40%. Se trata del mayor incremento entre todas las comunidades autónomas en esta década, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE).

En ese periodo, la radiografía estatal se ha mantenido prácticamente inalterable: un 38% del peso de las herencias en 2013 frente al 41% de este ejercicio.

¿Qué ha pasado en Galicia? Que es producto de sus especiales circunstancias. A mediados del siglo pasado, el sector primario contaba con un gran peso, que ha ido dejando paso a una comunidad más urbanita y con una economía diversificada. Las herencias entre los numerosos hijos de la postguerra se han ido repartiendo ahora, dividendo terrenos ya de por sí marcados por el minifundio, exponen fuentes sindicales para explicar la situación.

La plataforma especializada en la venta de fincas rústicas, Cocampo, alerta del “riesgo de fragmentación” en el rural debido precisamente a los legados, que en agosto representaron en España ya el 43,4% de todas las transmisiones de fincas. “El ritmo de transmisión de fincas por herencia se va a incrementar sustancialmente en los próximos meses, porque la estadística de edad media de los propietarios lo hace inevitable”, augura Regino Coca, fundador de Cocampo.

En la comunidad gallega, lógicamente, las herencias superan las compraventas. Solo en agosto, las primeras representaron 1.071 cesiones, frente a las 731 de las segundas, según datos del INE. Si ampliamos el foco a los ocho primeros meses de este ejercicio, las cifras casi se duplican: 5.916 compraventas frente a 9.035 legados. La brecha se dispara, pues en 2022 los datos eran 6.354 y 8.054, respectivamente.

La comunidad gallega, junto con Valencia, es precisamente la que mayor riesgo de relevo generacional tiene en el campo. En ambas autonomías, la mitad de los titulares de explotaciones superan los 65 años y los menores de 40 apenas son el 7%, lo que augura una mayor fragmentación cuando los primeros testen sus fincas.

Galicia padece este lastre con mayor intensidad que otros territorios, pero se trata de una situación crónica en España, según señala en un informe el propio Ministerio de Agricultura, que admite que el relevo generacional es un “problema generalizado”.