Fiscalía pide 6 años de cárcel para empresarios por contaminar varios años en Cerceda

Los lixiviados de un vertedero de residuos corrían por la cuneta y hasta un regato en lugar de llevarlos a un gestor autorizado

Imágenes de lixiviados en una inspección en 2011 cuando la Xunta ordenó paralizar las obras. |   // L.O.

Imágenes de lixiviados en una inspección en 2011 cuando la Xunta ordenó paralizar las obras. | // L.O. / M. Villar

Los dos responsables de una empresa que estuvo vertiendo lixiviados contaminantes al suelo y a un regato en Cerceda durante años serán juzgados por estos hechos la próxima semana. en la Audiencia Provincial de A Coruña. La Fiscalía pide seis años de cárcel para cada uno de ellos por un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente además del pago de una indemnización a la Xunta por valor de 572.537 euros, además de las cantidades que se determinen a una empresa perjudicada por tener las instalaciones al lado.

Lo más llamativo de este caso es que la empresa, Recoge Galicia de Gestión, fue autorizada para abrir y gestionar el cuarto depósito de residuos urbanos que existe en Areosa, lindante con las instalaciones públicas de Sogama. La sociedad mercantil ya presentó concurso de acreedores en 2012.

La empresa que tenía que gestionar la recogida y traslado a un gestor autorizado de los lixiviados que generaba la basura no lo hacía de forma que esos líquidos contaminantes y tóxicos se filtraban al terreno y a los acuíferos: llegó a taparse un regato afluente del río Lengüelle. La acumulación de estos contaminantes fue tal que la Xunta ha estado varios años encargando a la empresa pública Tragsa su retirada y limpieza, realizando inspecciones de control. En 2021 aún encargó por 100.000 euros a Tragsa el mantenimiento de la cubierta de sellado y la red de pluviales y lixiviados de este vertedero.

El fiscal en su escrito destaca que al menos desde 2012 hasta principios de 2016, casi cinco años, los directivos de la empresa “incumplieron, siendo plenamente conscientes de ello y con la finalidad de ahorrar costes a la empresa y maximizar sus beneficios, la Autorización Ambiental Integrada” otorgada por la Xunta en 2008, que prohibía verter lixiviados a un cauce fluvial y contaminar el suelo y los acuíferos.

La Fiscalía señala que los empresarios incluso prescindieron “intencionadamente” de realizar las analíticas y no entregaban los lixiviados a un gestor sino que se acumulaban en el vertedero sin control de forma continuada y durante largo tiempo.

En el escrito de la Fiscalía se subraya que los acusados realizaban trasiego de aguas sucias, pluviales y lixiviados, procedentes de una gran charca próxima al vaso de vertido, “sin las debidas precauciones” ni siquiera para ellos mismos. En 2016 se tomaron muestras de estos restos y se detectaron “altas concentraciones de contaminantes” como fenoles e hidrocarburos.

El BNG se hizo eco en febrero de 2011 de las denuncias vecinales de vertidos de escombro y otros restos hasta sepultar un regato. Fruto de esta alerta la Xunta acudió a inspeccionar y paralizó las obras.

Constan además “sucesivos requerimientos” de la Xunta para sellar el vertido de la primera fase del vertedero y para que entregasen los lixiviados a un gestor autorizado pero los responsables ”hicieron caso omiso”.

Hasta seis expedientes sancionadores

El Gobierno gallego tramitó hasta seis expedientes sancionadores a esta sociedad mercantil desde 2011 a 2014: en el inicio de las obras, por verter aguas no tratadas a la cuneta y deficiencias en la red de alivio, por canalizaciones y obras no autorizadas, por vertido de pluviales y acumulación de lixiviados, por la incorrecta ejecución de las obras de impermeabilización de un vaso de depósito de residuos y posteriormente por el posible desplome de la pila de residuos de ese vaso.

En el escrito del Ministerio Público se señala que constataron hasta tres tipos de vertidos. Uno corresponde a las filtraciones de lixiviados generados dentro de uno de los vasos, acumulándose en el suelo y generando charcas y escurriéndose por el terreno hasta filtrarse en el subsuelo y aguas subterráneas, al colmatar dicho vaso y romper, estando además deficientemente impermeabilizado.

Un segundo vertido se correspondía a aguas residuales de las que se “desconoce” su “procedencia”, que eran bombeadas “sin autorización” desde el vertedero a la cuneta de la carretera, filtrándose a una parcela con eucaliptos. Se analizaron las aguas y se constataron con contaminantes.

El tercer vertido se observó dentro de las instalaciones de la empresa colindante, también de gestión de residuos urbanos de concellos, pues le llegaban filtraciones de la empresa ahora encausada a través de un muro que separaba las propiedades y que llegaba a las aguas subterráneas, consecuencia de la “nula gestión de los lixiviados”.

Suscríbete para seguir leyendo