Error de sistema

Ideologías intocables

Emma Riverola

Emma Riverola

La mitificación sobrevuela las ideologías. El mito se entronca con la teoría, tratando de completarla. Un abrazo entre emoción y razón del que brotan los sueños colectivos, también el hedor de la regurgitación. Todo depende del trenzado. Cuando el mito se apropia de la causa y la sacraliza, el vaho de la respiración nubla la mirada. Lo ajeno deviene hostil. Se rechaza la crítica, aún más la autocrítica. Solo lo propio parece digno de ser admirado, depositario de la verdad absoluta, de la bondad más incondicional. Pura ceguera. Peligrosa ceguera.

Cuatrocientos litros de aceite de motor, varios temporizadores y un tubo negro que partía de dos bidones de lubricante hasta la entrada del túnel de la Flauta, en el Solsonès. Ese fue el material que encontró la Policía Nacional días antes de que el pelotón de la Vuelta a España recorriera la ruta. Cuatro individuos fueron detenidos mientras lo manipulaban. Después de pasar cuarenta y ocho horas en comisaría, se hallan en libertad con cargos.

Algunos políticos independentistas se apresuraron a tuitear en defensa de los detenidos. Oriol Junqueras: “La policía española, contra las libertades fundamentales y los derechos humanos. ¡Libertad detenidos! #Amnistia #Autodeterminació”. Marta Rovira: “Esto es persecución del independentismo y represión política”. Laura Borràs: “¡Basta de criminalizar el derecho a la protesta!”. Jordi Turull: “Pedimos la libertad inmediata de los detenidos”.

Las reacciones resultan inquietantes. Clamar por la inocencia de unos desconocidos por el simple hecho de ser independentistas y tachar de opresión toda acción policial, no solo deja indefensa a la ciudadanía, también es la sublimación del mito por encima de la razón.

Como si el independentismo estuviera ungido por la bondad absoluta y lo español tuviera el estigma de la maldad. ¿Víctimas con 400 litros de aceite de motor listos para ser vertidos en la carretera? ¿Hasta qué punto se puede retorcer el derecho a la protesta?

A diferencia de la defensa cerrada que Quim Torra pronunció como presidente de la Generalitat tras la detención de unos CDR acusados de preparar acciones con explosivos, resulta relevante el silencio actual de Pere Aragonès.

Aún más el de Carles Puigdemont. En estos días en los que se estudia la posibilidad de una amnistía, resulta imprescindible dilucidar los términos en los que se produciría. Si se busca una suerte de reconciliación, ¿cuál sería su naturaleza? Con los mitos no se pacta, con las ideologías intocables es imposible el acuerdo, solo exigen pleitesía. Y nunca se sacian.