La Xunta endurecerá las restricciones en Galicia ante un virus desbocado: 1.727 nuevos contagios en un día, de los que 1.354 han sido detectados por PCR, lo que eleva el número de casos activos en la comunidad a 16.030 y la tasa de positividad ronda ya el 12%, muy por encima del 5% establecido por la OMS para considerar controlada la pandemia. También sube la presión hospitalaria con 879 pacientes ingresados de los que 135 se encuentran en UCI. Por otra parte, el número total de fallecidos con COVID alcanzó ayer los 1.574, al registrarse 18 muertes (tres en el área coruñesa), todas ellas de pacientes con patologías previas, según el Sergas.

“Los datos son malos, sin ningún tipo de condición ni de matiz”, lamentó ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. En este escenario, el comité clínico “probablemente” endurezca a partir de la próxima semana las restricciones impuestas para frenar la pandemia. La idea es extender a más concellos el llamado modelo Carballiño, que ahora se aplica en Arteixo, Xinzo y Viveiro y que supone el cierre total de la hostelería y de actividades no esenciales.

La presión hospitalaria crece “de forma exponencial”. Tras acumular nueve días consecutivos por encima del millar de contagios, las hospitalizaciones están ya por encima de la segunda ola de noviembre y Feijóo advierte de que “seguro” se va a superar la primera ola de marzo tanto en ocupación de las UCI como en planta. En este contexto, el presidente de la Xunta cargó contra el Gobierno central por no autorizar a las comunidades a adelantar el toque de queda. “Nos causa sorpresa y frustración que el Gobierno nos impida trabajar con las herramientas que necesitamos para hacer frente a la pandemia”, lamentó el presidente gallego.

Pese a que la mayoría de las comunidades solicitaron en el Consejo Interterritorial de Salud del pasado miércoles adelantar el toque de queda, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, descartó de momento esa medida. “No hubo diferencia ideológica porque coincidimos comunidades gobernadas por nacionalistas, socialistas y populares”, defendió el mandatario gallego. “Y el único que se aparta es el que no gestiona la pandemia”, censuró. “Ni gestiona ni deja gestionar”, concluyó. En su opinión, es “un error” y una “irresponsabilidad”. Por eso se preguntó “¿qué hay detrás?”. En este sentido, Feijóo vinculó la negativa de Illa a adelantar el toque de queda al “interés” de algún partido porque hay abierto un proceso electoral en Cataluña.

Aunque las comunidades no pueden adelantar el toque de queda sin la autorización del Gobierno —Castilla y León lo hizo y su decisión fue recurrida por el Ejecutivo— Feijóo aconseja a los ciudadanos que “después de trabajar, salvo compras esenciales, se vayan a casa”. Y si bien es partidario de adelantar el toque de queda a las 20.00 horas, cree que se debe evitar el confinamiento domiciliario. Pese a que pronostica que la presión hospitalaria será peor que en la primera ola, en la que se obligó a la población a permanecer en sus casas, Feijóo defiende que ahora “debe ser la última decisión a tomar y cuando no queda otra” y, en todo caso, aclaró que se trata de “una medida de gran alcance” que le competería adoptar al Gobierno.

Crítico se mostró también el presidente de la Xunta respecto a la escasez de vacunas contra el COVID. El jefe del Ejecutivo gallego lamentó que Galicia tiene capacidad para vacunar a 100.000 personas diarias pero señaló que no tienen dosis suficientes.

Tras la polémica surgida al conocerse la noticia de que varios cargos públicos de otras autonomías se saltaron los protocolos sanitarios y ya recibieron la vacuna, Núñez Feijóo reivindicó la “escrupulosidad” que deben demostrar los políticos. En su opinión, “no pueden ser los primeros, sino los últimos”. Y, en su caso, se aplicará esa máxima. “Cuando me toque, quiero ser el último”, sentenció tras la reunión semanal del Consello de la Xunta.

Por su parte, la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, reiteró ayer su petición de que Galicia afronte un confinamiento durante dos semanas “para frenar la cadena de contagios ante el descontrol de la pandemia” y aludió a “cifras de personas infectadas nunca vistas en Galicia”. En un acto en Ferrol, pidió a Xunta y Gobierno central que pongan “en marcha esta medida”. El secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero, censuró la “enorme inconsistencia” en el discurso de Feijóo a quien acusa de dar “bandazos” y de estar “más preocupado” en “confrontar” con el Gobierno central que de adoptar las medidas necesarias ante la COVID-19.

Nuevo récord de infectados en España con otros 44.357 positivos

La incidencia acumulada triplica el riesgo extremo con 795 casos

Simón: "Estamos ahora mismo en una fase de inflexión"

España sumó ayer 44.357 nuevos casos de COVID-19, el peor día desde que estalló la pandemia, mientras que la incidencia acumulada roza 800 casos por cada 100.000 habitante, 59 puntos más que la jornada de anterior, lo que triplica el nivel de riesgo extremo. Según los datos facilitados ayer por el Ministerio de Sanidad, se han contabilizado 404 fallecidos desde el miércoles, con lo que la cifra de fallecidos por COVID-19 desde marzo asciende ya a los 55.041, de ellos 1.146 en los últimos siete días. También continúa al alza la presión hospitalaria, con un 20,8 % de las camas ocupadas por enfermos de coronavirus—un punto más—, con 26.542 ingresados (1.314 pacientes más en las últimas 24 horas). De ellos, 3.734 están en cuidados intensivos. Con estos datos, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, dijo ayer en rueda de prensa que la incidencia sigue creciendo pero con aumentos cada vez más pequeños, lo que implica una “inflexión” que podría haberse iniciado el pasado fin de semana o el lunes. Además, el epidemiólogo del Gobierno advirtió de que el descenso de la presión hospitalaria, que calificó como “muy alta”, no se verá “hasta mediados de la semana que viene, si no más tarde”. “La presión sobre el sistema sanitario se va a mantener ya que existe ahora mismo una tasa de ocupación hospitalaria del 21% y de UCI del 36%. Esto supone que uno de cada tres hospitalizados en UCI es por coronavirus”, aseguró el director del Centro de Alertas.