Entrevista | Fátima Pérez Directora de la Asociación de Bulimia y Anorexia de A Coruña (ABAC)

“Con diagnóstico precoz y un buen tratamiento, muchos pacientes con TCA superan por completo la enfermedad”

“Que nadie intente salir solo de esto. Los trastornos de la conducta alimentaria son una enfermedad, hay que ponerse en manos de profesionales con experiencia y tener la paciencia necesaria para cumplir todas las etapas de la curación”

Fátima Pérez, directora de ABAC, en el comedor terapéutico de la asociación, en A Coruña.

Fátima Pérez, directora de ABAC, en el comedor terapéutico de la asociación, en A Coruña. / Carlos Pardellas

La Asociación de Bulimia y Anorexia de A Coruña (ABAC) y la Fundación María José Jove unen fuerzas para ayudar en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) a familias que se encuentren en situación de vulnerabilidad. En concreto, la entidad que preside Felipa Jove financiará plazas del comedor terapéutico de ABAC a pacientes que no puedan hacer frente a la cuota mensual de ese servicio. La directora de ABAC, Fátima Pérez, agradece y celebra este “nuevo paso” en una colaboración cuyo origen se remonta a los inicios de la asociación. “La Fundación María José Jove es una entidad que, a lo largo de nuestros 27 años de historia, siempre ha colaborado con ABAC cuando hemos llamado a su puerta”, reivindica.

¿Qué supone para ABAC esta nueva alianza con la Fundación María José Jove?

La Fundación María José Jove fue un pilar fundamental en la creación de ABAC, hace 27 años. Nos ayudaron a comenzar nuestra andadura y, desde entonces, hemos colaborado en varias ocasiones puntuales, según las necesidades. En 2016, por ejemplo, organizamos una jornada divulgativa sobre TCA y nos cedieron los espacios; otra vez, realizamos una colaboración puntual a tres bandas (ABAC, Fundación María José Jove y Concello de A Coruña), en el marco del programa Educa Saúde… Para nuestra asociación es un gusto obtener este tipo de apoyo de una de las entidades sociales con más peso en A Coruña, que no solo tiene sus propios objetivos, sino que colabora con el resto de ONG de la ciudad, que igual somos de un tamaño un poquito más pequeño.

En esta ocasión, la entidad que preside Felipa Jove les echará una mano con las plazas de su comedor terapéutico destinadas a familias con escasos recursos.

Así es. En ABAC tenemos un sistema interno de becas propias, destinadas a aquellas familias que realmente lo necesitan (como en una beca pública, hacemos nuestras comprobaciones para cerciorarnos de que esa necesidad es real, objetiva), y ahí es donde la Fundación María José Jove nos va a ayudar, financiando algunas plazas de nuestro comedor terapéutico, al igual que lleva haciendo desde hace algunos años, por ejemplo, Gadisa. Hemos firmado un convenio de colaboración con la duración de un año, entendemos que es el primer paso y, si las cosas van bien, esperamos que incluso se pueda ampliar un poco el número de becas o mantenerlo más en el tiempo. El objetivo de ABAC (de todas sus juntas directivas, de todas las asambleas de socios y en todos los momentos) es que nadie se quede sin atención si realmente lo necesita. Cierto es que, en momentos puntuales, las becas pueden oscilar (si estamos ‘achuchados’ de presupuesto, igual somos un poquito más rígidos), pero siempre ha existido y siempre existirá ese apoyo a las familias que tienen escasez de recursos. También conveniamos con concellos del área metropolitana, que a veces nos lo solicitan. Por ejemplo, el concello paga una parte, y nuestra asociación asume otra. Este modelo colaborativo de becas público-privado lo hemos tenido, para sustentar a aquellas familias que quizás están en servicios sociales de otros municipios y que también nos piden esa colaboración.

Tras la pandemia de COVID, desde ABAC lanzaron un ‘SOS’ alertando de la “saturación” de sus servicios, debido al incremento de la demanda y a la falta de espacio en sus instalaciones. ¿Cuál es ahora la situación?

El incremento de la demanda que vimos tras la pandemia de COVID no ha sido exponencial, y gracias porque, si no, no lo podríamos atender. Con gran esfuerzo de todos los profesionales y del equipo terapéutico de ABAC, hemos logrado reducir la lista de espera a cero, de modo que, en estos momentos, no hay nadie esperando por la atención, pero porque nosotros estamos asumiendo ese esfuerzo. Para atender a más gente, se requieren otras instalaciones más grandes, ya que necesitaríamos contratar a más profesionales de psicología y de otros ámbitos. Y no se trata de pedir por pedir. Yo misma teletrabajo, en la actualidad, para poder dejar mi despacho a los compañeros. Físicamente, nos es imposible meter a nadie más en nuestros actuales espacios.

¿Ha variado el perfil de los pacientes con TCA que reciben tratamiento en ABAC?

Continúa habiendo más prevalencia en mujeres, aunque también hay hombres con TCA. Y, aunque el 25% de nuestros pacientes tiene menos de 18 años, el perfil es heterogéneo en cuanto a edad, nivel socioeconómico y dolencias. No solo es anorexia y bulimia, hay otro tipo de patologías, dentro de los TCA, bastante menos conocidas, pero que también se dan.

¿Por ejemplo?

El trastorno por atracón. Al pensar en TCA, siempre nos vamos a la imagen de paciente híper delgada a la que se le nota físicamente la enfermedad, sin embargo, hay personas con un normopeso o una apariencia que no induciría a pensar que realmente tienen un TCA, y sí lo tienen.

¿Los afectados por TCA siguen siendo pacientes estigmatizados?

Dentro de salud mental, hay un estigma muy claro, pero en los TCA en mayor medida, bajo nuestro criterio. Las familias se ven cuestionadas y los pacientes, también. Con ese imaginario colectivo que hay sobre este tipo de trastornos, se tiende a poner etiquetas: ‘Bah, esa es anoréxica’, ‘esa es no sé qué... ‘. Pues no, son personas y todos somos vulnerables. Y, aunque no todos tenemos por qué desarrollar un TCA, sí que podemos sufrir en algún momento de nuestra vida un problema de salud mental. Y también hay que intentar erradicar la idea de que de esto nadie sale. No es verdad. Con un buen tratamiento y, sobre todo, con un diagnóstico precoz, muchos pacientes con TCA superan por completo la dolencia. Eso sí, que nadie intente salir de esto solo. Los TCA son una enfermedad, por tanto, hay que ponerse en manos de profesionales, sobre todo, con experiencia en este tipo de trastornos.

¿Qué papel tiene la familia en el proceso de recuperación?

Si el entorno (padres, pareja, etc.) está atento y apoya, el paciente se siente muchísimo más acompañado y es más fácil. Pero los TCA no se resuelven en dos meses. Son trastornos de larga duración, hay que tener la paciencia necesaria para cumplir todas las etapas de la curación y, al fina, se consigue. Lo que sucede a veces es que, al ser tratamientos largos, la gente abandona y luego hay recaídas. Eso es lo que da como la ‘mala fama’ de que de esto ‘nunca se sale’ y que ‘nunca se cura uno’. Lo importante es ponerse en manos de unos buenos profesionales. Nosotros siempre recomendamos que sea un equipo multidisciplinar, porque creemos que es la mejor forma de abordar este tipo de trastornos. No obstante, en cualquier caso, lo importante es que, por lo menos, se pongan en manos de profesionales. Que la familia y el paciente elijan, pero que no intenten hacer las cosas ellos solos.

"Solemos tener un pico de demanda justo después del verano, cuando vemos a pacientes que se han puesto a dieta y se les ha ido de las manos”

La Asociación de Bulimia y Anorexia de A Coruña (ABAC) atendió a 185 pacientes en 2023, de los cuales el 94% fueron mujeres y un 6% hombres, por lo que se sigue manteniendo un predominio en ellas, pese al incremento en España de casos de varones con trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Además, uno de cada cuatro pacientes de ABAC (25%) son menores de 18 años, y hasta un 18% tienen menos de 17. La patología más prevalente es la anorexia nerviosa (46%), seguida por TCA no especificado (29%) y bulimia (25%), aunque en la asociación se tratan también otros TCA, como el trastorno por atracón o el de evitación/restricción.

Restan un par de meses para el verano, y muchas personas ya han empezado a ponerse a dieta. ¿Temen las consecuencias de este tipo de conductas?

Que una persona se ponga a dieta no significa que vaya a desarrollar un TCA, ojo, pero sí es un detonante claro en un debut de un trastorno de este tipo. Me explico: todas esas acciones de publicidad que nos inducen a que nos pongamos a dieta para cuidar nuestro físico de cara a ir a la playa 'monísimos', pueden ser un detonante más. En ABAC, solemos tener un pico de demanda justo después del verano, cuando vemos a pacientes que se han puesto a dieta y se les ha ido de las manos.