Baloncesto - LEB Oro

97-91 | Desde el infierno, el Leyma toca el cielo

Los naranjas levantaron un 19-35 en un combate cuerpo a cuerpo con el Tizona

Se pone con dos victorias de ventaja a falta de cinco partidos, con la ACB más cerca

Del infierno al cielo, el Leyma mostró dos caras ante el Tizona. La peor en los primeros 17 minutos, momento en el que empezó a entender lo que pedía el partido. No era un baile de salón. Era una batalla en la que había que luchar en el fango, cuerpo a cuerpo. Y desde la defensa levantó un 19-35 con el apoyo incondicional de la grada para superar a un combativo conjunto burgalés y ponerse con dos victorias de ventaja al frente de la clasificación a falta de cinco partidos. La ACB está a un paso. Y la primera de las cinco piedras tiene que ponerla el próximo domingo contra el Valladolid. A estas alturas, cada partido es el más importante de su historia porque la meta está cada vez más cerca.

El partido no empezó bien. Primera jugada: aclarado para Barrueta que desde la esquina, falla un triple liberado. A la siguiente, en el otro lado de la pista, misma circunstancia, pero Seoane enchufa el tiro de tres puntos. Solo unos segundos como metáfora de un cuarto entero en el que los naranjas se vieron arrollados. El Tizona, desde la tranquilidad, con las ideas claras, solo pendiente de ejecutar su plan con Pacheco como cerebro de sangre fría. Frente a un conjunto naranja que era un flan. Aguantó hasta el 10-9, típico tanteo inicial. Cuatro triples seguidos de los visitantes le dejaron KO. Porque en ese tiempo solo fue capaz de anotar una canasta de Burjanadze, además de un tiro libre del georgiano y otro de Font. Los burgaleses metían la directa con un 14-26 al término de los primeros diez minutos con un 0 de 9 en triples que trituraba las opciones coruñesas.

Estos aún tendrían que tocar fondo. Por más que Jakovics por fin acertara desde la larga distancia (19-28), el Leyma no funcionaba, tenía un agujero en el rebote y hacía aguas en defensa. El 19-35 fue ese hoyo, pero a la vez el punto en el que con la defensa como palanca, empezó a hacer fuerza hacia arriba. Peleado con el aro, sobrevivió a base de tiros libres (28-38). Había tardado en darse cuenta de que esa dureza, esa intensidad, era lo que requería el partido. Y se lanzó a por cada balón como si fuese el último. Robo tras robo en cada ataque del rival, le secó en los minutos previos al descanso. Y aunque se precipitó cuando le tocó correr, un triple de Barrueta (a base de insistir alguno entró), otro de Aris y uno más del base danés, casi desde media cancha, con el aliento del defensor en la cara y sobre la bocina, perpetraron la casi remontada (39-43).

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Iago López

Quién lo diría. El Leyma volvía a tener opciones. Era el momento de jugar con cabeza. A varios jugadores se les había visto el gesto de calma. Y pese a todas las malas decisiones, seguía en su mano ganar uno de los duelos más importantes de su historia. Tizona cogió aire en el inicio el tercer cuarto. Se volvió a acercar el conjunto coruñés gracias a la tenacidad de Galán y se puso a la par con un triple de Jakovics (52-52). Era oficial. Se volvía a empezar. Un choque completamente nuevo. Ahora eran los visitantes a los que les entraban las dudas. Le habían dado al líder donde más le dolía y este seguía en pie, como esos muñecos a los que golpeas y siempre vuelven a la posición inicial. Y eso que los coruñeses seguían con lagunas, precipitaciones, fallos en tiros libres... era la garra lo que les mantenía cosidos al partido. Los rebotes de Olle Lundqvist y sus jugadas. Las de Galán. El Leyma aceleraba pero los burgaleses se resistían y devolvieron el triple desde el círculo central y sobre la bocina del tercer cuarto para el 68-68.

Diez minutos para comprobar el estado de los corazones naranjas. Y que no empezaron bien por las faltas. Tizona también se resistía. Vaya pelea. Cada vez que los locales se ponían por delante, este respondía. Y encima cuando quedaban seis minutos ya le tocó tirar libres por cada infracción local. Pero se quedó sin último cambio para resistir la sexta marcha del Leyma, un arreón final, con Font peleando en todas partes, Burjanadze como dinamizador, Huskic sereno bajo tableros y con todos los triples que no habían entrado en el primer cuarto. Tres, de Barrueta, Jakovics y Lundqvist, que dinamitaron el duelo y la liga.