Año negro para las palmeras en A Coruña: el picudo se ceba y causa la mayor tala con veinte ejemplares

Inviernos con temperaturas más suaves, las lluvias y la alta presencia de estos escarabajos en concellos limítrofes explican el aumento de la corta , la última ayer en la plaza de Azcárraga

Partes de la palmera podada ayer en la plaza de Azcárraga en el suelo y en un camión. |   // VÍCTOR ECHAVE

Partes de la palmera podada ayer en la plaza de Azcárraga en el suelo y en un camión. | // VÍCTOR ECHAVE / R. D. Rodríguez

La Concejalía de Medio Ambiente ordenó ayer la tala de una pequeña palmera de la plaza de Azcárraga afectada por la colonización del picudo rojo. Este insecto alado es un escarabajo (rhynchophorus ferrugineus) que entró en Galicia por el sur a mediados de la década pasada y que daña las palmeras en las que se posa al propagar sobre ellas una plaga que las hace enfermar gravemente, lo que obliga a su poda. Nunca se habían talado tantos ejemplares del género phoenix canariensis en A Coruña —el dominante en la ciudad— como en los últimos trece meses: hasta 20 entre 2022 y este mes de enero. “De largo es la vez que más talas se han hecho. Es el peor año, y se preveía”.

El pronóstico lo tenía en cuenta Óscar Rosende, de la empresa Arce y responsable del mantenimiento de las 81 palmeras del lote 4 del inventario de especies vegetales de la ciudad, el de parques históricos, en el que el primer ejemplar afectado por el picudo ha sido el de la plaza de Azcárraga. Solo ha quedado la base del tronco en el lugar y el resto del árbol ha sido transportado en un camión. Las otras 19 palmeras muertas que ya han sido podadas o están en proceso de tala se encuentran, según datos proporcionados por el Concello, en el Barrio de las Flores (5), Agrela (4), O Ventorrillo (3), ronda de Nelle (2), Elviña (2) y las plazas de Maestro Mateo y A Cubela y la estación de autobuses (una en cada uno de estos sitios).

¿Por qué en este último año ha sido más dañina la plaga del picudo? La “suavidad” de las temperaturas en los inviernos más recientes, unida a las lluvias y a la “alta presión” causada por el incremento de la población de picudo en los concellos más próximos de la comarca, explican la mayor presencia de estos insectos, cuenta Rosende. “Entran por la parte más verde del árbol, la parte superior más ancha y tierna, la balona, por donde se aceleran los síntomas. Cuando muerden el ápice, con el aumento de las lluvias que hacen que se acumule ahí el agua, se degrada ese cogollo rápidamente”, detalla.

“El gran problema”, añade Rosende, es el incremento de la población de picudo en los ayuntamientos limítrofes, especialmente en Oleiros, Cambre, Culleredo y Sada, “donde han muerto muchísimas palmeras estos años”. El picudo que tanto daño ha hecho en estos lugares es lo que hace ahora “presión” en A Coruña. Si antes las víctimas eran contadas, ahora en estos concellos y también en la ciudad han aumentado.

Precisamente en estos municipios se han instalado alarmas en forma de trampas que han permitido a la empresa de mantenimiento de los jardines coruñeses tener cierto control sobre el picudo rojo en los alrededores. Se trata de trampas con feromonas que atraen al insecto, de manera que cuando se advierte un número significativo de bichos se aplica un tratamiento preventivo tanto en estas palmeras como en las de la ciudad para tratar de evitar que lleguen a los troncos.

Dado que la presencia del escarabajo se ha convertido en habitual en Galicia, sobre todo en los meses más cálidos, el Ayuntamiento ha actuado en los palmerales coruñeses a través de la inyección de un producto o la utilización de gusanos llamados nematodos en los troncos, por donde entra la plaga del picudo y se extiende haciendo muy difícil la forma de combatirla.

Rosende apunta que los tratamientos contra el picudo “no son muy efectivos”, lo que reduce la probabilidad de salvar las palmeras, sobre todo las de mayor altura. “La mejor manera de controlar el picudo es con una lucha que fuera pareja en todos los concellos, que todos, ayuntamientos y particulares, gastaran lo mismo en tratamientos, que no ocurre ahora. Así que lo más efectivo es eliminar el ejemplar enfermo para que no contamine más palmeras”, explica el responsable del mantenimiento.

Una vez detectada la palmera enferma, no se debe tardar mucho tiempo en cortarla. Por eso el Concello ha talado este último año más árboles públicos de esta especie que nunca. Además, ha advertido que al menos quince palmeras situadas en terrenos privados están afectadas por el picudo rojo. Como ahora sus daños son los de una plaga común y no de cuarentena, eliminar ejemplares privados enfermos depende de la voluntad de sus propietarios, que no están obligados a talarlos cuando enferman.

Óscar Rosende reconoce que la expansión de la plaga del picudo es “preocupante”, pero matiza que A Coruña, al haber invertido en mantenimiento, la tiene más controlada que otros concellos que se han visto obligados a acabar con gran cantidad de palmeras, como Oleiros y Sada en el entorno metropolitano y Vigo y otros municipios costeros pontevedreses.

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