La Fundación Jorge Jove abrirá este año en Sabón el museo del automóvil que proyectó para el parque de Bens

La colección vehículos clásicos de Ángel Jove ultima su apertura tras más de una década de parálisis y vaivenes con su ubicación

Exteriores de la nave de Sabón que albergará el Museo del Automóvil. |   // CARLOS PARDELLAS

Exteriores de la nave de Sabón que albergará el Museo del Automóvil. | // CARLOS PARDELLAS / Marta Otero Mayán

El Museo del Automóvil, que exhibirá la colección de vehículos clásicos de Ángel Jove, abrirá sus puertas este año en una nave de Sabón, con una ejecución y emplazamiento muy distintos a los que se diseñaron, hace más de una década, cuando se empezó a barruntar la idea de exhibir el ingente conjunto, pensado, entonces, para un complejo levantado en el parque de Bens. En el caso de la colección que atesora la fundación Jorge Jove, las cosas se dieron al revés de los procesos habituales cuando se proyecta un museo: había contenido, pero faltaba el continente adecuado. Basta un vistazo superficial a los fondos de la colección de 324 vehículos que Ángel Jove Capellán, apasionado del motor, para comprobar que se está ante algo insólito. Un auténtico paseo por la historia de la automoción casi desde sus comienzos, con ejemplares desde el siglo XIX hasta la actualidad, y que no escatima en ámbitos: vehículo privado, militar, sanitario, de emergencias o de transporte de mercancías o pasaje.

Los ejemplares, no obstante, han tenido que permanecer a la sombra durante años, en contra de las pretensiones de sus propietarios, que buscaban para ellos el “cascarón” que hiciese posible un museo del automóvil en la ciudad. Los vehículos aguardan desde entonces en la nave de Sabón, que, si bien en un principio estaba concebida como almacén provisional, se convertirá finalmente en su ubicación definitiva como museo.

Un desenlace sustancialmente lejano a los planes iniciales, ya que, durante muchos años, parecía una idea condenada a la parálisis. El proyecto del museo pasó, desde 2009, por las manos de cuatro gobiernos locales. El Gobierno bipartito con Javier Losada como alcalde firmó en 2009 un convenio con la Fundación Jorge Jove para permitir la construcción en una parcela municipal del parque de Bens de un museo y varias dependencias donde exhibir una colección. Una iniciativa que incluía, además, la construcción de circuitos para que los coches de la colección transitasen por ellos, así como áreas dedicadas a la investigación, la didáctica, el ocio y la formación.

La formalización de la cesión de los 107.000 metros cuadrados en Bens no se produjo hasta el final del mandato del popular Carlos Negreira, que incluyó el proyecto en el plan general de 2013. Poco duraron los planes. A los pocos días de tomar posesión, en junio de 2015, Xulio Ferreiro, anunció la anulación de la iniciativa en una zona verde como el parque de Bens. En diciembre de 2016, tras comprometerse a buscar una solución con el presidente de la fundación, Ángel Jove, propietario del grupo inmobiliario Anjoca, propone una finca en Agrela, que la fundación rechazó. Se llegaron a barajar incluso los muelles de Batería y Calvo Sotelo como ubicación alternativa, pero finalmente se descartó. El proyecto quedó en un cajón desde entonces. Hasta ahora.

Su apertura, en la misma nave que ha dado cobijo a la colección durante años, está próxima, tal y como detalla la Federación Española de Vehículos Antiguos en su página web, en la que avanza un museo que aúna la historia de la automoción y la historia del siglo XX “a través de sus grandes hitos históricos, culturales, económicos, tecnológicos y sociales”, con el automovilismo como eje. Que el museo será una realidad próxima es algo que deslizan, por ahora, dos elementos que llaman la atención sobre el diseño discreto del complejo: el enorme rótulo que, colgado en su fachada, apela a su contenido, y uno de sus inquilinos, que previsiblemente se quedará a las puertas de la exposición.: un vagón amarillo que recuerda a los del tranvía que recorrió la ciudad hasta 2011, y al que muchos coruñeses todavía echan de menos.

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