El turismo, la actividad industrial y las segundas residencias en la zona de A Coruña disparan los residuos que filtra Bens

La instalación depuró 30.600 toneladas en 2022, la cifra más alta desde que hay datos y un 50% más que en 2013

Instalaciones de la depuradora de Bens, que trata las aguas residuales de A Coruña, Cambre, Oleiros, Arteixo y Culleredo.   | // VÍCTOR ECHAVE

Instalaciones de la depuradora de Bens, que trata las aguas residuales de A Coruña, Cambre, Oleiros, Arteixo y Culleredo. | // VÍCTOR ECHAVE / Enrique Carballo

La depuradora de Bens, que trata las aguas residuales de A Coruña, Cambre, Oleiros, Arteixo y Culleredo, cada vez recibe más residuos, de acuerdo con las estadísticas del Concello de A Coruña. En 2013, el primer año con datos, recogió poco más de 20.000 toneladas de arenas, cribado, grasas y lodos, mientras que la cifra más reciente, de 2022, supera las 30.600, el número más alto registrado. Es un incremento de más del 50% en apenas una década, pese a que la población conjunta de los cinco municipios apenas subió un 1,5%, y, además, al mismo tiempo bajó el caudal de agua que pasa por la estación. Pero su director, Carlos Lamora, relaciona el incremento de los residuos con la influencia del turismo, la población con segundas residencias y la industria, mientras que indica que la disminución del agua que llega a las instalaciones puede tener que ver con las sequías.

Lamora señala que “nada es producto de una sola causa”, pero indica que se ha incrementando el número de “habitantes equivalentes” a los que da servicio la planta. Este es un concepto que se emplea en las depuradoras, y se corresponde con la carga contaminante que genera una persona en una vivienda normal, y la cifra puede ser mayor que los residentes si hay industrias o población flotante en la comarca. De acuerdo con datos facilitados por la depuradora, en 2019 el área a la que da servicio Bens tenía unos 650.000 habitantes equivalentes, y en 2023 la cifra ya estaba en torno a los 775.000, lo que supera el doble de la población que está empadronada en los cinco municipios que le envían sus aguas.

Lamora indica que este incremento se debe “posiblemente” al “efecto del turismo”, así como a “migraciones poblacionales internas”. Esto es, a que el número de personas que habitan en segundas residencias en A Coruña, Cambre, Oleiros, Arteixo y Culleredo aunque estén empadronadas en otros municipios haya crecido por encima del caso contrario. Otra de las explicaciones, para Lamora, es “un posible incremento de la actividad industrial en los ayuntamientos” a los que da servicio la planta.

Sea cual sea la explicación, el fenómeno es creciente, y ha subido de manera importante después del COVID. En 2014, la cifra de residuos que recogió la depuradora cayó por debajo de las 19.800 toneladas, y entre 2015 y 2018 permaneció, con algunas oscilaciones, entre los 23.000 y los 24.600. En 2019 bajó aproximadamente a las 20.500 toneladas, y al año siguiente, el de la pandemia de COVID, estaba algo por debajo de las 22.000.

En 2021, si bien todavía coleaba la pandemia y esto chocaría con la explicación del efecto del turismo, se rozaron las 25.100 toneladas de residuos depurados, el récord en la serie histórica hasta entonces. Y en 2022 los residuos se dispararon un 22% por encima de este pico, hasta llegar a la cifra exacta de 30.633 toneladas a lo largo del año.

Al igual que en años anteriores, la inmensa mayoría de los residuos que recoge la planta son lodos, esto es, material con una carga importante de líquido. Lamora indica que las obras de mantenimiento de uno de los digestores de la planta pudieron hacer que se retirasen con mayor proporción de humedad. En 2022 se recogieron algo más de 28.700 toneladas, el 93,7% del total.

A mucha distancia de los lodos se encuentran las aproximadamente 1.060 toneladas de residuos cribados (3,5%), las 547 toneladas de arenas (1,8%) y cerca de 320 toneladas de grasas (1%).

Disminución del agua

En cuanto al caudal, esto es, la cantidad de agua que pasa por la depuradora, los datos oficiales del Concello señalan que en 2013 estaban por encima de los 49,4 millones de metros cúbicos, y en 2014 y en 2016 superó los 51,1. Aunque esta cifra oscila bastante según el año, no se han vuelto a recuperar estos datos, y en 2022 se llegó al más bajo de la serie, menos de 40,3 millones de metros cúbicos, lo que contrasta con el récord de residuos. Esta caída no puede explicarse por la evolución de la población, que aumentó.

Lamora considera que la disminución del caudal es “consecuencia de los frecuentes períodos de sequía”, y señala que esto “mejora el rendimiento del proceso de retirada de la materia orgánica”. Según sus cálculos, las toneladas de materia orgánica seca, sin humedad, pasaron de unos 1,5 millones de kilos en 2019-2020 a más de dos millones anuales en 2021-2023, con tendencia creciente.

El año pasado, según datos facilitados por la dirección de Bens, el caudal que pasa a través de la depuradora volvió a aumentar hasta unos 42 millones de toneladas, pese a la sequía del verano. Estos cálculos fueron elaborados antes de final de año y no se encuentran en la estadística oficial del Observatorio Urbano que publica el Ayuntamiento.

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