Un ladrón desvalija y destroza en dos días distintos un piso vacío por obras del edificio

Fue detenido dentro de la vivienda en la segunda jornada

Se llevó objetos valorados en 15.000 euros, además de joyas

Causó importantes daños e intentó quemar la cama

Una de las habitaciones de la vivienda desvalijada, con sus pertenencias esparcidas por el suelo. |   // LA OPINIÓN

Una de las habitaciones de la vivienda desvalijada, con sus pertenencias esparcidas por el suelo. | // LA OPINIÓN / José Manuel Gutiérrez

“La agente de la policía científica que vino el segundo día estuvo diez minutos dando vueltas por todo el piso sin saber qué hacer, estaba en shock”, afirma Óscar, el inquilino de la vivienda situada en la zona de la plaza de Pontevedra que sufrió sendos robos los días 8 y 9 de octubre por los que se celebrará hoy una vista preliminar en los juzgados de A Coruña.

Pasillo del piso robado, repleto de objetos. |   // LA OPINIÓN

Pasillo del piso robado, repleto de objetos. | // LA OPINIÓN / José Manuel Gutiérrez

Además de la sustracción de todo tipo de objetos cuyo valor se calcula en 15.000 euros y a los que se suman joyas que no han sido cuantificadas, el sospechoso, que fue detenido por la Policía Nacional el segundo de los días en el interior de la vivienda, causó graves destrozos en la misma que dejaron sorprendidos a todos quienes la vieron posteriormente.

Óscar y su pareja tuvieron que abandonar durante tres meses su domicilio, situado en una cuarta planta, porque la instalación de un ascensor en el edificio obligó a demoler las escaleras. El 6 de octubre pasó por allí porque dos días después podían regresar y el piso estaba intacto.

Pero el domingo al llegar se encontraron la puerta abierta y vieron que la casa “estaba completamente desvalijada”. “Una tele de 55 pulgadas completamente nueva estaba rota y no de intentar desfijarla de la pared, sino de que le dieron un golpe a propósito, había escupitajos en la pared, colillas por todos los lados...”, relata Óscar.

La víctima del robo no se explica por qué razón el delincuente actuó así. “A veces intentas empatizar y piensas que es una persona que tiene graves problemas económicos, pero es que destrozó lo que le dio la gana”, explica. Según comprobó la pareja, el ladrón “fue mirando los pisos y entró en el nuestro porque tenía la cerradura más débil, cogió herramientas mías para entrar en otros dos pisos y les destrozó las puertas pero no pudo entrar”. Además, saltó desde el balcón al edificio de al lado, pero tampoco pudo entrar.

La policía acudió a tomar huellas y les tranquilizó asegurándoles que el autor del robo no volvería por allí, pese a lo que instalaron una nueva cerradura. Tras pasar la noche en la vivienda que habían ocupado temporalmente, al día siguiente regresaron y se encontraron con dos bolsas suyas en el rellano de la escalera y de nuevo la puerta abierta.

“Era el destrozo del primer día multiplicado por diez, no quedó un solo cajón por vaciar, la televisión, que tenía un golpe, ese día tenía siete, plantó fuego en la cama que afortunadamente no se extendió y una colección de gafas de sol de marca las rompió una por una”.

Pero la sorpresa no se acabó ahí, ya que al llegar a la galería, Óscar advirtió que de que el ladrón estaba tumbado en el sofá, por lo que bajó a la calle y llamó a la policía. Los agentes se encontraron con que el hombre estaba adormecido, posiblemente por el consumo de drogas, por lo que tuvo que ser espabilado.

Mientras esperaba a los agentes, una vecina del edificio contiguo recriminó a Óscar la supuesta fiesta que había organizado la noche anterior en su casa, por lo que tuvo que explicarle que había sufrido un robo vandálico y se lamentó de que la mujer no hubiera llamado a la policía.

“Cuando salió esposado llevaba puesta una camiseta mía”, destaca Óscar, quien comenta que el delincuente tiró al suelo todas las prendas del vestidor y que rompió casi todos los cuadros y los cristales de las puertas. “La idea que tuve es que el segundo día se encontró la cerradura cambiada y entró como un miura”. En su opinión, no intentaba ocupar la vivienda porque no tendría sentido destrozarla de esa manera, hasta el punto de que la limpieza implicó sesenta horas de trabajo entre un grupo de amigos de la pareja y dos profesionales.

Cuando la pareja presentó la denuncia, la policía les dijo que el sospechoso pasa por la comisaría todas las semanas. Al día siguiente fueron a una tienda de compra de objetos de segunda mano próxima a ver si había algunos de los objetos que les robaron y no vieron nada, pero al salir se encontraron al ladrón con la camiseta de Óscar puesta, aunque no les reconoció.

“Queremos que entre en la cárcel sí o sí, que se consideren dos robos distintos y que caiga sobre él todo el peso de la ley”, afirma Óscar sobre lo que espera de la Justicia acerca del robo que sufrió.

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