Cuando España dio de lado a la coruñesa Wonenburger

Las catedráticas María José Souto y Ana Tarrío explican en un libro sobre la matemática cómo su país no reconoció su doctorado de Yale

María José Souto y Ana Tarrío, en una de las presentaciones de su libro.   | // LA OPINIÓN

María José Souto y Ana Tarrío, en una de las presentaciones de su libro. | // LA OPINIÓN / Enrique Carballo

La matemática coruñesa María Wonenburger se marchó a Estados Unidos en 1953, con 26 años, tras recibir una beca del Departamento de Estado. Allí se doctoró en Yale y se convirtió en una de las principales investigadoras del mundo en teoría de grupos, una rama del álgebra. Pero según explica la catedrática de Matemáticas de la Universidade da Coruña (UDC) Ana Tarrío, cuando volvió a España “no le convalidaron” el título de doctora. Realizó una nueva tesis en su país natal, pero “una vez terminada, leída y publicada, por problemas burocráticos, no le dieron tampoco el título”. Estas historias, y otras, aparecen reflejadas en el libro María Wonenburger. La atrevida matemática a la que nuestro país dio dos veces la espalda, de Tarrío y la también catedrática María José Souto Salorio. Lo presentan a las 19.00 horas el jueves en el Muncyt.

El libro es una biografía que recorre la vida de la matemática desde su nacimiento en Oleiros, pasando por su “infancia, juventud y plenitud de su carrera” y sus últimos años, que pasó en A Coruña hasta su fallecimiento en 2014. “Contamos un poco su trabajo, pero el libro no es para matemáticos, sino para todos los públicos”, señala Tarrío, que explica que Wonenburger trabajó en “álgebra abstracta” y estuvo “en el núcleo de la élite” de su especialidad, trabajando con los mayores expertos de su tiempo a nivel mundial. “Hubiese sido importante para España” que Wonenburger se hubiese quedado a investigar en su país natal, valora su biógrafa, que añade que el que marchen las personas que se forman aquí es una pérdida muy grande”.

En el extranjero, fue la directora de tesis de nombres importantes en la historia de la ciencia, como el astronauta de la NASA Edward Gibson o el matemático Robert Moody, que creó la teoría de Kac-Moody por inspiración de Wonenburger. “En el libro tenemos cosas que él nos dijo, como que hizo la tesis gracias a María, y esto dio lugar a una teoría que todavía se sigue estudiando”, cuenta Tarrío, que explica que “sus alumnos hablan maravillas de ella, pues conseguía entusiasmarlos, sacar lo mejor de ellos”. Aunque las investigaciones de la coruñesa eran de ciencia básica, sin un empleo práctico inmediato, de la teoría salieron “diversas aplicaciones” y los descubrimientos de la teoría de grupos se emplean para modelos de la Física.

Pero pese a su impacto en el mundo académico, cuando se asentó en Galicia en los años 80 su figura pasó desapercibida. “Nosotros la conocimos en un congreso en Santiago en 2002”, explica Tarrío, cuando el matemático Federico Gaeta, hablando con María José Souto y al saber que era de A Coruña, le preguntó si “sabía de una científica muy prestigiosa, María Wonenburger”. Souto, y otros presentes, le respondieron “no sé de qué me hablas”, pero Gaeta animó a darla a conocer en su tierra natal. Las dos autoras del libro empezaron entonces “a buscar” una forma de contactar con Wonenburger, y cuando finalmente lo consiguieron “escribimos un artículo que tuvo mucha difusión, empezaron a reconocerla y a hacerle entrevistas y la Xunta creó un premio que lleva su nombre, la UDC la nombró honoris causa”, enumera Tarrío. El libro que publican ahora, dos décadas después, es una forma de “difundir y divulgar su persona”.

Valor como “referente”

Y también para inspirar a las nuevas generaciones. En la carrera de Matemáticas, cuenta Tarrío, la proporción de ambos sexos entre os alumnos “cada vez está más igualada, pero las mujeres no llegan al 50%”. Esta es una situación que se da en otras carreras científicas y tecnológicas en las que “siempre hay menos mujeres, quizás porque socialmente aún no se superó que unas carreras son más masculinas, otras más femeninas, aunque se avanzó muchísimo”. Y además, señala la catedrática, en la formación “no hay tanta desigualdad”, pero luego “siempre hay menos mujeres en los puestos más relevantes” de la academia.

Para Tarrío, “una de las formas de resolver” esta situación es que las jóvenes “vean que hay mujeres normales y corrientes como María, a la que le gustaba el deporte, la música, los idiomas, y también las matemáticas”. La existencia de ejemplos de éxito es “muy importante para que se normalice” la presencia de la mujer en la ciencia, cree la profesora de la Universidade, y, en el caso de las jóvenes coruñesas Wonenburger es un ejemplo de “personas que vivían cerca de ti, y que aún teniéndolo difícil lucharon por lo que les gustaba: en su época era muy difícil que las mujeres estudiaran, mucho menos matemáticas y mucho menos lo que hizo ella, irse a Madrid y luego a Estados Unidos, Canadá...”

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