Tensión en O Ventorrillo: un grupo de vecinos se concentra delante de un edificio para parar el trapicheo de drogas

Vecinos del barrio se concentran ante un bajo en el que sitúan un punto de consumo y trapicheo de drogas. “Roban en coches y negocios, dan tirones y nadie hace nada"

Concentración en O Ventorrillo contra el 'trapicheo' de drogas en el barrio

RAC

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Ánimos caldeados en el barrio de O Ventorrillo. Un grupo de vecinos se ha concentrado en la tarde de este lunes delante de un edificio en la calle Monasterio de Bergondo. Con silbatos y cacerolas, lanzan consignas contra los residentes en el bajo del inmueble que, relatan, se dedican a trapichear, a consumir estupefacientes a la vista de niños y mayores y a cometer robos y otros actos delictivos en el barrio. “Que se vayan, que se vayan todos”, “Chusma fuera del barrio, fuera, fuera” fueron algunos de los reclamos proferidos por los vecinos ante una situación que, aseguran, se prolonga al menos desde la pandemia. “Llevamos muchos meses así, ni la Policía, ni el Concello, ni el propietario del bajo nos dan soluciones”, lamentan los vecinos.

Cuatro grilleras de la Policía Nacional se desplazaron a la zona para evitar incidentes. Varios agentes se apostaron frente a las puertas del bajo para evitar un posible acceso por parte de los manifestantes, que replican la acción, hace meses, de un grupo de residentes de Monte Alto, que presionaron para echar a varias personas de un inmueble del barrio. La manifestación, convocada por los propios vecinos en la mañana del mismo lunes a través de redes sociales y Whatsapp, congregó frente al bajo a alrededor de 400 residentes. 

Según relatan los manifestantes, el trapicheo con estupefacientes es constante y foco de delitos como robos en negocios o coches o amenazas a personas mayores. “Hay jeringuillas tiradas por la acera, roban en coches y en negocios, amenazan, dan tirones. A una señora le pusieron un estilete en el cuello. El dueño del bajo dice que como pagan su alquiler, no los puede echar”, cuenta una de las vecinas congregadas. La tensión acumulada durante muchos meses estalló ayer frente al bajo.

Temen que, ante la falta de soluciones, la crispación vaya a más y derive en consecuencias indeseadas. “Un día va a pasar algo grave de verdad. Aquí hay mucha gente mayor, somos un barrio muy unido”, advierte una señora. “Mi madre tiene 60 años y tengo miedo por ella cuando va por la calle”, asegura un joven presente en la concentración.

Los vecinos disponen de varios vídeos que muestran la acera de la calle Monasterio de Bergondo sembrada de jeringuillas usadas. “Hacía años que esto no se veía así”, comentan. La situación, ilustran, se ha agravado desde finales de la pandemia, por lo que reclaman soluciones urgentes.