“En el humor hay que escribir mucho para que salga algo que valga la pena”

“Pensé que el espectáculo ‘La nueva normalidad’ me iba a durar para unos meses, pero me di cuenta de que cuanto más se alejaba de la pandemia, más fuerza cobraba”

Álex Clavero, en una imagen promocional.   | // GRACIELA VILAGUDÍN

Álex Clavero, en una imagen promocional. | // GRACIELA VILAGUDÍN / José Manuel Gutiérrez

El jueves comienza una nueva edición del Encuentro Mundial de Humorismo de A Coruña, que el 3 de mayo ofrecerá la actuación del cómico Álex Clavero con su espectáculo La nueva normalidad, en el que reflexiona sobre los efectos de la pandemia.

Suele practicar el humor del absurdo. ¿Fue eso lo que le impulsó a abordar la etapa que se definió como la nueva normalidad?

Fue una época muy absurda y muy ridícula, y como me gusta sacarle punta a todo, no quería dejar pasar esa época. Me dije que si salíamos vivos de aquello tenía que hacer un espectáculo de comedia sobre ello y así lo hice.

¿Tomó notas durante aquel tiempo o lo recordó después?

Siempre estoy tomando notas. Y en este caso era obligatorio porque seguí yendo a la radio para hacer el programa El francotirarock, ya que se tomó la decisión de que era una medida buena. Tenía que escribir un monólogo de humor en el peor momento de nuestras vidas y así lo hice, aunque luego me vino bien porque recopilé todo. Pero el espectáculo no habla solo de la pandemia, habla de la vida que llevamos a día de hoy y es una reflexión sobre la gente a raíz de la pandemia.

¿Fue un momento para pensar qué hacemos en este planeta?

Pensé que el espectáculo me iba a durar para unos meses y que a medida que se alejase de la época de la pandemia iba a carecer de sentido. Pero cuál fue mi sorpresa cuando a base de hacerlo me di cuenta de que cuanto más se alejaba, más fuerza cobraba. Creo que cuanto más tiempo pasa, más somos conscientes de lo que pasó. Cuando tenemos miedo somos superbuenistas, ya que si tenemos un infarto decimos que dejamos de fumar, pero cuando se pasa el miedo, dos paquetes y medio al día.

La pandemia fue también una gran tragedia. ¿Le hizo frenarse al buscar situaciones humorísticas?

Siempre digo que al humor no hay que ponerle límites, sino sentido del humor para encajar ciertas bromas. Y también hay que ponerle sentido común, que es lo que suelo hacer yo, para hacer las bromas, ya que cada día voy a la radio en horario infantil y nadie me tiene que decir lo que tengo que decir y lo que no. Hay alguna cosa que he cambiado a lo largo de los años porque era demasiado sentida, pero no hay que darle muchas vueltas, el espectáculo es para que te partas el culo de risa todo el rato, no es para venir a llorar, para tener malos recuerdos ni para darles charlitas a la gente.

Se mantuvo en el programa de radio durante la pandemia. ¿El humor fue terapéutico esos meses?

A todo el equipo le dieron un aparato para hacer el programa desde casa, pero a mí no. Ahí me di cuenta de que mi vida valía menos que la de los demás y, en un acto de insolidaridad total, llamé a los jefes y me hicieron ver que era necesario seguir con la sección, por lo que me alegro de que ellos fueran buena gente y yo no, pero al menos cumplí con mi deber y me siento muy orgulloso de haberlo hecho. Eso me mantuvo vivo porque había mucho que escribir y me permitió salir de casa. Recibí muchos mensajes de gente que me dijo que aquello le ayudó, por lo que me alegro de que alguien tomara aquella decisión.

¿Es la radio un medio que le guste especialmente para el humor?

Me gustan todos los medios, pero la radio me gusta muchísimo, aunque hay que tener en cuenta que ahora no es radio pura, sino vídeo-radio. La frase que más me dice la gente es “te veo mucho por la radio”, que me encanta. No es televisión porque yo he tenido la suerte de trabajar en El Hormiguero y sabes lo dura y exigente que es, pero me siento muy a gusto por cómo me tratan tanto El Pirata como hasta el último técnico de sonido, porque el ambiente es muy bueno. Es un trabajo duro, porque hay que partir de la base que soy cómico y los cómicos somos muy vagos y el que diga lo contrario miente. Yo me metí a esto para no currar, pero esto de escribir todos los días y madrugar es duro, pero me hace sentir vivo y satisfecho porque me llega bastante la respuesta de la gente.

Puede haber quien piense que los cómicos no quieren trabajar, pero la realidad es otra.

Es una idea acertada totalmente, pero hay que ganarse la vida. Siempre me he considerado un currante porque no soy nada listo y he tenido que currar para salir adelante. No sé si fue Woody Allen el que decía: “La gente dice que soy muy talentoso y es verdad, tengo el talento de trabajar doce horas al día”. Hay que escribir mucho para que salga algo que merezca la pena y creo que tengo esa resiliencia o constancia para hacerlo.

Habla de la dureza del medio televisivo. ¿Exige tanto?

Hay un dato objetivo que nos puede servir. La audiencia en la radio se mide cada tres meses y en la tele se mide cada día, en el que te ponen nota a tu trabajo. Con eso está todo dicho, ya que imagina estar en tu puesto de trabajo y que cada día a la mañana siguiente te estén esperando a la entrada las notas. Es una gran tensión y si las notas no son buenas no se suele aguantar mucho, ya que al cuarto día estás en la calle. Ahora que está la gente con lo del programa de Broncano, hay que tener en cuenta que en la televisión hay muchísima gente trabajando y si un programa no funciona significa que mucha gente se va a la calle.

Participa en el Encuentro Mundial de Humorismo de A Coruña. ¿Qué le parece que se reúnan tantos cómicos en unos pocos días en la ciudad?

Es una iniciativa brutal que cada año tiene más fuerza si cabe. Es novedoso porque nunca se había hecho, ya que en el gremio del humor somos tan vagos que ni nos hemos asociado. Ha habido un grupo de gallegos que han decidido hacerlo bien y parece que la cosa está creciendo porque se le está dando importancia a todos los aspectos del humor y en todos los formatos, por lo que va gente de mucho nivel y es muy interesante, por lo que me alegra muchísimo que se haga.

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