2-3 | El Liceo cae, pero avisa al Barça

Dos jugadas aisladas y la falta de acierto en la falta directa le condenaron | El gol de Ricart puso contra las cuerdas a los culés, que se salvaron por una mano de Grau

Liceo - Barcelona

Liceo - Barcelona / David Valiente

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Pase lo que pase y le debiliten lo que le debiliten, el Liceo tiene esa capacidad de convertir en profundamente humano al Barcelona. Dice mucho ese último minuto de la final con todos los jugadores culés defendiendo la portería de Carles Grau y el 2-3 que sería definitivo. Casi entra ese penúltimo disparo, la mano del exverdiblanco evitó la prórroga. Nunca le falta un punto de polémica tampoco a estos duelos. Se iba a pasear el campeón y acabó sufriendo. El Liceo perdió la primera gran batalla, pero conserva todos los honores. Manda, además, un aviso de que, a pesar de que tenga que rehacerse, va a estar ahí. Esta vez le condenaron un par de jugadas aisladas antes del descanso y la falta de acierto de Dava Torres en la directa que tuvo. Estuvo a nada de su cuarta Supercopa.

Como si las bajas y las reinvenciones no fuesen con él, como si reencontrarse con su enemigo íntimo ya fuese suficiente para reavivar su llama interna, el Liceo salió mandando. Se jugaba a lo que él quería. Transiciones, ocasiones. César Carballeira y Dava Torres eran los guías. De hecho, a los dos minutos ya lo habían intentando ambos, pero Carles Grau les había vedado el camino del gol. Mucho más metidos los verdiblancos. Casi marca Pablo Cancela en el minuto tres. Tres coruñeses y los tres amenazando casi sin saludar.

Liceo - Barcelona

Liceo - Barcelona / David Valiente

El Barcelona estaba un poco sorprendido. Debía esperar al Reus y, como no tenía enfrente a sus paisanos, pareció verse sobrepasado. Ese primer arreón coruñés finalizó con el tanto inicial de Dava Torres. Recuperación y disparo lejano al único hueco que había. 1-0, minuto 8. Él y César Carballeira estaban siendo el alma del Liceo y no había nadie mejor para estrenar el marcador. No se detuvo ahí. Lo volvió a intentar Dava, también Bruno Saavedra, reciente subcampeón de Europa sub 19. “Sigamos corriendo”, les decía Juan Copa tras el primer tiempo muerto culé. Las ideas estaban claras, aunque llevarlas a la práctica ya era más complicado.

Sin excesivo dominio ni dándole un viraje al duelo, el Barcelona se enganchó y se puso por delante antes del descanso con un par de jugadas aisladas. Los goles de Marc Grau e Ignacio Alabart le hicieron daño al Liceo, aunque es cierto que los coruñeses habían perdido exuberancia con su segunda unidad.

El equipo verdiblanco no quería por nada del mundo que llegase el tercero. Aguantó hasta el descanso, no así después. El tanto de Pau Bargalló dolió. Es normal. Pero pronto se rehizo y seguía agarrado a la cornisa del partido a la espera de que las faltas directas le metiesen del todo en la contienda. Llegó esa oportunidad para Dava Torres, pero su excompañero le ganó la partida bajo palos. Apretó en los últimos minutos el Liceo. El partido se convirtió en un carrusel de ocasiones para ambos. Tiago Rodrigues paraba y paraba, como en la semifinal.

A falta de un minuto llegó la chispa que tanto esperaban los coruñeses. En una transición Sito Ricart puso el 2-3. Gran recorte y disparo a la escuadra. Quedaba algo más de un minuto, pero eso es un mundo en el hockey. Sin portero, el Liceo se lanzó a por la prórroga, tuvo su momento para el 3-3. No llegó. Una pena. Pero el equipo coruñés saca muchas lecturas y casi todos positivas de este fin de semana, a pesar de haber perdido y no traerse la Supercopa a casa.

Juan Copa: “Hicimos un gran partido, estoy orgulloso”

Juan Copa, técnico del Liceo, le podía poner muy pocos peros a la actuación de su equipo: “Es cierto que cuando pierdes una final tienes que estar jodido, pero tengo una sensación de mucho orgullo. Estoy muy orgulloso de los jugadores. Hicimos un gran partido, sobre todo el inicio. Creo que jugamos muy bien. El arranque de la segunda parte a lo mejor con esa ventaja de dos goles... pero a partir de ahí me gustó mucho el equipo. Supimos volver a meternos, estuvimos hasta el final. Nos faltó ese pelín de suerte para forzar la prórroga”. El coruñés mira más allá del resultado: “Dijimos que veníamos a competir y que estábamos trabajando con un grupo para competir este año y en el futuro. Ver a dos chicos, uno de 2004 y otro de 2005, jugando muchos minutos ante un equipazo como el Barcelona... Pues me voy muy contento. Hay que felicitar al Barcelona, como no puede ser de otra forma. Nosotros, a seguir este camino, que creo que es el correcto”.