La tranquilidad de la pequeña parroquia de Lubre, en Bergondo, se ha visto perturbada por el proyecto para instalar una planta de almacenamiento, valorización y eliminación de residuos industriales no peligrosos en Obra do Paño. Los vecinos de localidad bergondesa y los residentes en la parroquia limítrofe de Soñeiro, de Sada, se reunieron ayer en el entorno de la parcela de suelo rústico en la que la empresa Celso Núñez SL plantea levantar la nave de valorización de desperdicios para expresar su rechazo al proyecto.

“Este no es el sitio, no tiene ningún sentido poner una planta de este tipo aquí”, lamenta uno de los residentes. Los vecinos denuncian que el emplazamiento escogido por la empresa no responde a las necesidades logísticas de este tipo de actividades, sino a los intereses económicos de la compañía, al resultar “más barato” adquirir suelo rústico que una parcela en un parque empresarial.

Recuerdan que el Gobierno gallego prioriza la instalación de este tipo de instalaciones de valorización y almacenamiento de residuos en suelo industrial, alejado de los núcleos de población y de zonas rurales o de interés ambiental. “El proyecto no cumple la normativa, el polígono está aquí al lado y esta parcela está prácticamente rodeada de viviendas”, denuncia uno de los afectados que participó ayer en el encuentro.

El proyecto se encuentra a exposición pública para la presentación de alegaciones y los residentes en los distintos núcleos han puesto en marcha diversas campañas de recogida de firmas para instar a la Xunta a denegar el permiso para su autorización. En Lubre, llevan recogidas alrededor de un centenar de rúbricas. En las pequeñas aldeas de Obra do Paño y Casal de Agra, las más próximos a la parcela escogida por Celso Núñez SL, alrededor de medio centenar, y en Soñeiro, más de setenta.

A lo largo de las últimas semanas, los residentes afectados se han puesto en contacto para crear un frente común. No están solos. El Concello de Bergondo ya anunció hace semanas que presentará alegaciones al proyecto. El Ayuntamiento de Sada también tiene previsto recurrir, según informan desde el Gobierno local, que apunta al riesgo de vertidos al río Maior, que desemboca en el municipio sadense. Los partidos de la Corporación en los dos municipios han expresado su oposición al proyecto, especialmente el PSOE, Alternativa dos Veciños y el BNG. El partido de la margarita presentará en próximo jueves una moción al pleno de Sada para instar al Concello a. alegar ante el “grave riesgo de contaminación del río Maior y la afección del proyecto a un ámbito que el Plan do Litoral recoge en la zona de corredor ecológico. El BNG ya anunció recurso.

En los últimos días, expresó también su desacuerdo con el plan la Asociación Profesional de Recicladores de Residuos de Construcción y Demolición de Galicia (Arcodega), que alerta de irregularidades y carencias. Este colectivo y el Concello bergondés comparten la mayor parte de las críticas. Coinciden con los vecinos en que la parcela no es la apropiada para este tipo de instalaciones, que deben ubicarse preferentemente en polígonos; apelan a las molestias que generaría en la población circundante el triturado con la machacadora de escombros y apuntan a que las emisiones acústicas superan los máximos permitidos. A los ruidos suman el riesgo de vertidos y las emisiones de polvo.

A estos perjuicios, Arcodega, Bergondo y afectados añaden las carencias en los estudios de ruido o distancias respecto a los núcleos de población. El Concello acusa a la empresa directamente de falsear los datos sobre distancias y número de viviendas afectadas y destaca que, en contra de lo que había mantenido inicialmente la empresa, la zona carece de red de saneamiento.

Los vecinos aguardan que la Xunta atienda las alegaciones y no autorice la planta. “Lubre es un sitio para estar tranquilos, esto tipo de plantas no tiene sentido”, advierten.

La empresa minimiza el impacto y promete medidas correctoras

La promotora de la planta de residuos minimiza el impacto y defiende que es compatible con el tipo de suelo. La parcela, de 22.062 metros cuadrados, está calificada casi en su totalidad como suelo rústico y afectada por el Plan do Litoral, que incluyen el ámbito en la zona de corredor ecológico. La compañía destaca que se tratarán residuos no peligrosos de construcción y demolición, maderas, plásticos, textil, voluminosos, papel, cartón, metales, vidrio, inertes, biodegradables, aunque admite que los residuos peligrosos pueden llegar mezclados. Aunque inicialmente preveía la conexión a la red municipal de saneamiento, a la vista de las “informaciones contradictorias” sobre su existencia, dice, prevé un sistema propio mediante arquetas y depósitos. Incide en que se adoptarán medidas correctoras para minimizar ruidos y emisiones y que se llevará a cabo un plan de vigilancia ambiental. La empresa apunta que su implantación contribuiría a frenar el “crecimiento desmesurado de la población de jabalíes”. El Instituto de Estudos do Territorio cuestionó inicialmente el emplazamiento por su “impacto paisajístico significativo”, aunque finalmente emitió informe favorable.