El 87% de las mujeres han renunciado a mejoras laborales por ser madres

P.M.

España es uno de los países más avanzados en leyes que promueven la igualdad o contra las violencias machistas, pero sigue habiendo una gran asignatura pendiente: la conciliación familiar y laboral, un problema que afecta a hombres y mujeres pero sobre todo a las madres, porque siguen siendo las principales cuidadoras. La Asociación Yo No Renuncio, del Club de Malasmadres, ha difundido una nueva encuesta que indica que el 87% de las mujeres ha tenido que renunciar a algún aspecto de su vida laboral, ya sea perdiendo salario, rechazando oportunidades o cambiando de empleo, para cuidar de sus hijos.

En concreto, el 52% ha reducido su jornada, lo que implica una pérdida de salario, el 24% ha pedido una excedencia, el 21% ha renunciado a puestos de responsabilidad, un 20% ha cambiado de puesto de trabajo para poder conciliar y un 16% ha dejado su empleo.

Esta situación demuestra que la sociedad “ha normalizado la renuncia de las madres”. “Estamos en una sociedad donde se niega el futuro a las madres, donde se pierde la identidad de las mujeres cuando llega el tsunami maternal y te dicen ‘ya no vales’, ‘cómo lo vas a hacer’, o quizás ‘mejor tómate tu tiempo’”, reflexiona Laura Baena, presidenta de la Asociación Yo No Renuncio en la presentación de la encuesta que lleva por título Sin madres no hay futuro.

El coste

El estudio ha sido realizado con una encuesta online, que han respondido 18.000 mujeres del 19 al 27 de febrero, y muestra que uno de los motivos que provoca que las madres se vean perjudicadas en su trayectoria profesional es que seis de cada 10 trabajan en empresas que no ofrecen medidas de conciliación. Y un 19% solo ofrece flexibilidad horaria.

Ante ello, más de la mitad de las encuestadas indican que han tenido que “renunciar” porque estaban sobrecargadas de trabajo, sentían que “no pueden llegar a todo” y necesitan cuidar también de su salud mental.

Pedir una reducción de jornada o una excedencia, a veces se interpreta como la única posibilidad de aunar el trabajo y los cuidados del hogar y los niños.