Obituario

Intentaremos darte más, Dape

Mar Barcón y José Manuel Dapena

Mar Barcón y José Manuel Dapena / Fran Queiruga

Mar Barcón | Ex portavoz municipal del PSOE en A Coruña

Una despedida inesperada, trágica y prematura, nos deja el ánimo encogido, los ojos arrasados y vuelve inútiles las palabras. Pero creo que a José Manuel Dapena, allí donde esté, le estará haciendo gracia que yo recurra a un artículo de periódico para mandarle el abrazo infinito que él se merece.

Conocí a Dape, como le llamábamos los amigos, en el instituto del Agra. Le conocí escapando de él, que como responsable del periódico del centro nos acosaba por los pasillos al grito de “dame más, dame más”. Se refería a más noticias, más ideas, más reportajes, cualquier cosa que le diera más cuerpo a aquellos folios en los que volcábamos nuestras primeras inquietudes culturales y políticas en una España que redescubría la democracia.

Tras el paso por la universidad, volvimos a encontrarnos en las filas del PSdG, y reanudamos nuestra amistad con el deseo de llevar a la esfera pública aquellos temas de los que habíamos hablado en el instituto. Dapena era socialista por convicción. De esas personas que primero toman conciencia de que quieren transformar el mundo y luego descubren que el Partido Socialista es el marco que les va a ayudar a desarrollar sus ideas.

Hombre de diálogo, de sonrisa fácil y muy trabajador, de él se puede decir que todo lo que hizo lo hizo bien. Su formación como abogado, unida a su talante personal, lo convertían en una especia de navaja suiza, que se desempeñaba con igual eficacia —y dedicación— en las tareas más sencillas y en las más delicadas. Lo recuerdo ensobrando propaganda y repartiendo folletos en las campañas; ilusionado cuando formó parte del gabinete del presidente Emilio Pérez Touriño en Monte Pío; cordial y respetuoso con todos en sus distintas funciones en el Ayuntamiento de A Coruña. Siempre buscó los acuerdos como la mejor manera de conseguir objetivos ambiciosos que resultasen beneficiosos para todos.

Creo que toda su vida, Dape se dedicó a demostrarnos cómo se podía “dar más”. Cómo se podían hacer realidad en el día a día, con trabajo, integridad e inteligencia, proyectos concretos que mejorasen la vida de la gente. Y, sin perder la sonrisa ni las formas, en esa pelea no le importaba enfrentarse a lo que fuera, incluso a los amigos.

A pesar de todo lo que vivimos en política, los mejores recuerdos que tengo de Dape se sitúan en otro ámbito. En una merienda en Betanzos, con sus hijas y los míos, poco más que bebés, montados en unos poneys, vigilados por unos padres helicóptero a los que toda precaución les parecía poca. O hablando de los avances y los atrancos en sus estudios, en sus carreras. Porque solo había una cosa que a Dape le gustaba más que la política, y era su familia. Y por eso era tan buen político, porque quería darle al conjunto de la sociedad, en forma de servicio, una parte de lo que cada día le daba a su familia a través del amor.

Hasta siempre, amigo. Te paso este artículo que no sé si dará el nivel de nuestro periódico del Agra. Pero te lo mando con la promesa de que intentaremos darte más. Más en la política y, sobre todo, que seguiremos dándole a tu familia, como amigos, todo el cariño que se merecen. Más ahora que tenemos que, entre todos, suplir tu irreemplazable ausencia.