La intermodal de A Coruña, el “revulsivo” deseado

Vecinos, comerciantes y hosteleros desean que la estación intermodal revitalice la zona, pero temen que se encarezca el precio de la vivienda o que la terminal les quite clientes

Pedro Díez observa las obras

Pedro Díez observa las obras / Víctor Echave

Pedro Díez vive junto a la estación de tren y desde que se iniciaron las obras recorre cada día las avenidas del Ferrocarril y A Sardiñeira para comprobar los avances de la intermodal. “Me gusta mucho la construcción”, reconoce. Este vecino procedente de Santander pero ya casi coruñés, pues lleva 53 años en la ciudad, conoce bien el proyecto, lo comenta con otros vecinos y acude a su cita diaria con las obras para no perderse detalle. Sin embargo, como muchos otros, no sabe cómo afectará esta nueva estación al barrio. Teme, de hecho, que “haga que sea más caro”.

Díez asegura que “los precios del alquiler ya han subido”. “Si antes uno podía encontrar un piso por 300 euros, ahora son 600 o 700”, asegura sobre una problemática que afecta a toda la ciudad. Entiende que “es importante” unir autobuses y trenes para mejorar la movilidad, pero cree que “la gente irá y vendrá a la estación, pero no se quedará en el barrio”.

Alba Balsa, presidenta de la asociación de comerciantes Distrito Mallo, es un poco más positiva. Espera que la intermodal sea el “revulsivo” que el barrio necesita. “Espero que lo que traiga sea positivo, que haya una reordenación urbana y más limpieza y mantenimiento porque esto va a ser lo primero que se vea al salir de la estación”, comenta.

El “revulsivo” deseado | VÍCTOR ECHAVE

Ana Balsa / Víctor Echave

De todos modos, como propietaria del comercio Luces de Bohemia tiene miedo a que los establecimientos que se van a instalar dentro de la intermodal —sobre una veintena— les quiten clientes. “Son las típicas cosas que no sabes si va a resultar muy positivo porque genera tráfico y al final a todo el comercio que ya estaba alrededor también se transmite, o al contrario, que lo concentre todo allí y que no irradie hacia las zonas más perimetrales”, analiza. Por su parte, Dani Rocha, también comerciante, apunta que puede ser “veneno” para el pequeño comercio de la zona. “Eso no es comercio local, no hace vida y es un problema. Este es un barrio con identidad y tradición, como un centro comercial al aire libre”, expone, y se queja también de que haya “más transporte público a Marineda City que a Os Mallos”, algo que espere que cambie con la llegada de la intermodal.

El “revulsivo” deseado | CARLOS PARDELLAS

Dani Rocha / Carlos Pardellas

Rocha también es de los que opina que esta estación va a encarecer los precios de la vivienda. “Ya lo estamos viendo. En la zona se están reformando edificios enteros. Si es para nuevos vecinos, estupendo. Si es para pisos de alquiler vacacional, pues no, eso no aporta al barrio”, razona.

Los hosteleros son un poco más optimistas. Como Raquel Zayas, que todavía sufre los azotes de la pandemia y desea que la intermodal lleve a mucha gente a los bares del barrio. “Esperamos que haya más movimiento y el sector mejore, porque ahora vamos muy por momentos y horas. Yo creo que la intermodal va a ser algo muy positivo”, dice la hostelera, que lleva cuatro años en el barrio.

El “revulsivo” deseado | VÍCTOR ECHAVE

Raquel Zayas / Víctor Echave

En lo que todos coinciden es en que esperan que la estación no sea algo aislado, sino que se integre en Os Mallos. “Está claro que estamos ante algo que va a cambiar toda la fisonomía del barrio, pero ojalá que ese tráfico de gente sirva para que el pequeño comercio se vuelva a revitalizar en la zona”, insiste Balsa, que abrió su tienda hace ya 20 años.

Dani Rocha aplaude la creación de este “nódulo de comunicación” pero recuerda que es “importante que case con el barrio, que se integre”. “Esto es como comprarse una gafas. Te pueden gustar mucho, pero te tienen que quedar bien y, a lo mejor, si tienes la cara redonda no pegan. Con la intermodal, lo mismo. Está en un barrio y tiene que adaptarse a él”, apunta.

Su compañera Alba Balsa comenta también que tendrán que haber un esfuerzo grande para humanizar la zona y que no se quede solo en la construcción de la intermodal. “Ya que vamos a meter ahí un mastodonte, que podamos generar algo bonito, que haya más limpieza y zonas verdes”, propone, aunque es consciente de que todavía “queda mucho” para que esta estación sea una realidad.

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