La lonja de A Coruña sobrevive a la veda de pesca de fondo y aumenta descargas en relación al año pasado

Suben las capturas de las especies que han visto reducidos sus caladeros, como la merluza, pero los precios de casi todas se incrementan u Los placeros señalan que ha disminuido el número de ejemplares de mayor calidad

Buques de pesca en la dársena coruñesa de Oza.   | // VÍCTOR ECHAVE

Buques de pesca en la dársena coruñesa de Oza. | // VÍCTOR ECHAVE / Enrique Carballo

La Unión Europea impuso una veda en la pesca de fondo en 87 caladeros el 9 de octubre del año pasado, una medida que, según indicaban fuentes de la lonja, restaría espacios de trabajo a unos 60 barcos que faenan en los muelles coruñeses, bajando la oferta y aumentando los precios. Pero la pesca coruñesa ha sobrevivido al veto: las descargas hasta el 9 de octubre han crecido un 5,6% en relación al año pasado, hasta rozar los 21 millones de kilos. Lo mismo ha ocurrido, en conjunto, con las capturas de las siete especies que la lonja consideraba que se iban a ver más afectadas (merluza, rape, gallo, cigala, besugo, bertorella y palometa roja), sobre todo gracias al buen comportamiento de la primera. Sin embargo, los precios de casi todas se han incrementado, y, según indica la pescadera y presidenta de los placeros de San Agustín, Ángela Barrán, la veda ha disminuido la variedad de ejemplares en la lonja. En el caso de la merluza, han caído las variedades más demandadas.

De las siete especies que la lonja considera que se verían más afectadas por el veto, la merluza es la más importante con diferencia, que en lo que va de año ha supuesto más de una quinta parte de la facturación total en el mercado: casi 10,9 millones para un total de cerca de 48,9. Las descargas hasta el 9 de octubre han subido más de un 45% desde el año pasado, de unas 2.050 toneladas a cerca de 3.000.

Pero, pese al aumento de oferta, el precio ha crecido ligeramente: de 3,59 euros el kilo a 3.64. El presidente de la Lonja, Juan Carlos Corrás, indica que el cierre de caladeros ha obligado a los barcos a modificar sus zonas de pesca, pero que este pescado se puede capturar con varias artes. Pero, según explica Ángela Barrán, no todas ofrecen la misma calidad. “Hay merluza de un kilo hasta los siete”, indica la placera, que añade que este año ha visto abundancia de animales pequeños que se capturan en la costa, “pero la de altura es la que desaparece”. “Puede haber mucha pescadilla pequeña, pero en los tamaños que la población demanda no es tanta la cantidad”, resume.

La consecuencia es que el precio ha sido “errático” durante este año. En ejemplares de unos tres kilos “cuanto las volantas vienen de vuelta encuentras precios de doce euros, pero ahora está en 18, porque no hay cantidad, no hay prácticamente nunca”, pone como ejemplo la pescadera, que cree que este año ha habido más etapas de falta de producto que de abundancia. El resultado es que “el cliente lo ha notado en la plaza”, con precios altos.

En cuanto al rape o peixe sapo, las capturas han subido un 34,3% hasta algo más de 117 toneladas. Aquí el precio ha descendido de unos 8,6 euros el kilo a 6,66, aunque Barrán indica que “no he detectado que bajara”. “El rape de Gran Sol ha sido medianamente estable”, señala pero en el caso del que se captura en la costa “he visto pagarlo a 18 euros y a los quince días a diez”. La última especie en la que han subido las capturas, un 12,8%, es la bertorella, hasta algo menos de 98 toneladas. También es la única, junto al rape, en la que ha bajado el precio medio, si bien ligeramente: un 4,2%, hasta los 3,18 euros el kilo. Las capturas de gallo o rapantes se han mantenido estables, unas 462 toneladas el año pasado y algo menos de 457 este, mientras que el precio ha subido diez céntimos, hasta rozar los 4,14 euros el kilo.

“Casi no hay besugo”

En el besugo u ollomol las descargas han bajado casi un 17%, de algo más de 16 toneladas hasta el 9 de octubre de 2022 a las aproximadamente 13,4 del año actual. En consecuencia, los precios se han incrementado: de 25,8 euros por kilo se ha pasado hasta 28,4. Según defiende Barrán, en la lonja coruñesa “prácticamente no lo hay, y el precio está al alza”, lo que hace que en los mercados minoristas la cotización sea elevada, pues añaden un sobrecoste, y que “no pueda llegar tanto público a él”.

La palometa roja o castañeta vermella ha bajado de las cuatro toneladas descargadas entre el 1 de enero y el 9 de octubre de 2022 a las menos de 2,9 de este año, un descenso del 29,%, aunque el precio ha subido en mucha menor proporción, de los 30 a los 32 euros. La cigala ha pasado de unos 16,20 euros el kilo a casi 16,60, pese al descenso más importante en las capturas de las siete especies. Pasó de más de 179 toneladas a menos de 114; en términos relativos, más de un 36,5% menos. Barral puntualiza que es una especie que “suele ir para el mercado mayorista”.

Aunque la pesca que pasó hasta el 9 de octubre por los muelles coruñeses subió de unas 19.800 a más de 29.900 toneladas en relación al año pasado, 2022 fue un año especialmente flojo: además de la llegada de la veda en los últimos meses, estuvo marcado por la crisis de combustibles que llegó a tener paralizada la flota y causó problemas en el transporte. El ejercicio acabó salvándose por las buenas capturas de pota, 6.000 toneladas. Este año ha habido descargas históricas de sardina, pero, al tiempo, se recortaron las cuotas del jurel, y el la lonja sigue por debajo de las capturas medias del quinquenio 2018-2022, unas 26.560 toneladas. Aunque el precio medio por kilo ha subido, y está en 2,33 euros para una media de 1,99 en el quinquenio, la facturación es de 48,9 millones, más de tres por debajo de la media.

Suscríbete para seguir leyendo