Pintar la lluvia de la Ciudad Vieja con algoritmos

El coruñés Manuel Lariño lleva su obra ‘Forecast’ a la prestigiosa galería de arte generativo Art Blocks, en Texas

El artista coruñés Manuel Lariño.   | // LOC

El artista coruñés Manuel Lariño. | // LOC / Marta Otero Mayán

No hay referente artístico que remita más al territorio gallego que la lluvia. El elemento ha servido de fuente de inspiración a miles de artistas a lo largo de la historia, y el coruñés Manuel Lariño no ha sido menos, solo que, en su caso, lo insólito es el formato: los algoritmos. Su obra Forecast, en la que explora el concepto a través del arte generativo, le ha brindado la posibilidad de ser el primer gallego y el tercer español en exponer en la prestigiosa galería de arte Art Blocks, una de las más importantes del ámbito, situada en Texas.

Una de las obras del proyecto ‘Forecast’.   | // LOC

Una de las obras del proyecto ‘Forecast’. | // LOC / Marta Otero Mayán

Un viaje que empezó en el casco antiguo coruñés. “Descubrí el arte generativo hace dos años. Quería hacer algo personal, relacionado con el lugar donde vivo. Paseando por la Ciudad Vieja un día lluvioso, se me ocurrió que podía representar la lluvia”, cuenta Lariño, que descubrió, tras culminar la carrera de Bellas Artes, que también podía crear obras únicas a través del lenguaje de programación.. El resultado es Forecast, un algoritmo creado como homenaje a Galicia y a su lluvia, que generará 365 imágenes (una por cada día año) y una colección que apela a la dimensión emocional de la meteorología y que profundiza en el chubasco en todas sus formas. Y aunque el componente digital lo sugiera, nada es al azar. “Hay diferentes superficies, colores, tamaños. Cuando en la galería me dieron el ok, se me ocurrió llevar el concepto más lejos. Me inspiro en la propia predicción meteorológica; el programa coge cada vez unas variables aleatorias de humedad, presión barométrica y otros parámetros, que determinan la probabilidad de precipitación conforme a ellos como si fueran reales”, explica. La particularidad del proyecto —como si hubiera pocas— es que el comprador de cada pieza no sabe cómo será la obra hasta el mismo día en la que esta se genera. Una manera de proceder que le da un giro a la relación entre artista y comprador. “Ni yo ni el coleccionista sabemos cómo será porque la pieza se genera en el momento. El coleccionista tiene que confiar en mí, y yo tengo que confiar en el algoritmo y en que cada imagen que salga sea exactamente como yo quiero”, concluye.

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