Mujeres con dedicación náutica en A Coruña: “El mar te hace más fuerte, más segura”

Profesiones del sector náutico, como una controladora, una inspectora o una práctico, comparten motivaciones y animan al alumnado de Náutica en A Coruña a consolidar la dedicación al mar

La profesora Rebeca Bouzón, Cristina Pernas, Bárbara Romaní, Sonia Cabado, Sandra Morgade, Laura Rebollo, Yolanda Ballesteros y Antía Rodríguez, ayer delante de la Escuela Superior de la Marina Civil.

La profesora Rebeca Bouzón, Cristina Pernas, Bárbara Romaní, Sonia Cabado, Sandra Morgade, Laura Rebollo, Yolanda Ballesteros y Antía Rodríguez, ayer delante de la Escuela Superior de la Marina Civil. / Iago López

Melina Pazos, de 29 años, estudió el grado de Máquinas Navales en la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas de A Coruña; tras cuatro años de carrera y ocho meses de prácticas, empezó a trabajar en la empresa de transporte marítimo Knutsen Oas, a la vez que cursa un máster de máquinas navales. Su hermana Victoria, de 25 años, estudió también en Náutica el grado de Puente (Náutica y Transporte Marítimo), al que siguieron prácticas, otro máster y un trabajo. “No fue vocación, me influyeron unos amigos de la familia. Y me gustó. Después… yo creo que mi hermana pequeña siguió mis pasos”, reconoce Melina. Que dos hermanas se hayan formado en poco tiempo en una carrera en la que tradicionalmente ha habido muchos más hombres que mujeres, fue resaltado ayer en Náutica en una jornada especial organizada con motivo del Día Internacional de la Mujer en el Sector Marítimo, mañana sábado 18 de mayo. Pioneiras do mar, ese fue el título del encuentro, en el que de motivaciones, experiencias, retos, sueños y consejos “para hombres y mujeres” llamados a dedicarse a un trabajo relacionado con el mar hablaron una práctico, una oficial de máquinas y auditora jefe, una controladora de tráfico marítimo, una capitana de la Marina Mercante, una jefa de máquinas, una piloto de primera y una jefa de operaciones de Vigilancia Aduanera.

“Sed valientes y matriculaos”. “Animaos a navegar, seréis personas distintas enfrentándoos a situaciones en un barco”. “Conoceréis otros países, otras formas de trabajar, otras culturas”. “El mar endurece, te hace crecer, ser más fuerte, sentirte más segura”. Profesionales formadas entre olas y máquinas, entre salitre y aceite, transmitieron a estudiantes de Náutica, futuras generaciones marítimas, sus propias experiencias en distintos ámbitos del sector. Su mensaje contiene devoción por su trabajo, por la sensación en sí de navegar; anima a seguir el ejemplo con entrega en el esfuerzo, y también con precaución al bajar de la cubierta.

Palabras de un hombre, Raúl Villa Caro, profesor de Ingeniería Naval e Industrial en el campus de Ferrol, capitán de la Marina Mercante y coautor del libro La mujer en la mar, que recoge el testimonio de un centenar de “pioneras” y profesionales del mar. Recordaba que hasta el curso 1979-80 no se matriculó la primera mujer en Náutica, una promoción que ahora “empieza a jubilarse”. Y apuntaba que en España solo hay seis mujeres prácticos, dos de ellas en Galicia, y una compartía ayer sus vivencias con alumnas y alumnos.

Antía Rodríguez es práctico de los puertos de Corcubión, Laxe y Sada. En su familia hubo marineros y contramaestres, pero ella no encontró vocación en el mar; cambió de carrera y “de rebote” encontró “lo que más” le gustaba en Náutica. “Te da una vida diferente, pasas un tiempo en diferentes lugares, te vas a navegar y te ocurre de todo, luego estás en tierra… Hay un desconocimiento general sobre lo que te proporciona una carrera del mar, por eso hay que preguntar”. Acabó la carrera tarde, con 28 años, hizo Erasmus en Finlandia, navegó en un gasero y ocupó puestos en distintos barcos hasta que tras la experiencia con una “mala compañía” volvió a tierra, “sin dejar de echar de menos el mar”. “El mundo es muy grande, haced Erasmus, aprender inglés y no os centréis solo en lo que hay en España”, propone al alumnado. Y advierte: “Sabed que cuando bajéis a algún puerto os querrán mentir o robar, que algunas autoridades quitan cosas, y si eres mujer, te querrán seducir. Ojalá no fuera inevitable”.

El mar que “atrapa”

“La vida es larga, y hoy no hay presión para que una mujer se case y tenga hijos pronto, se llega a tiempo para la maternidad”, reflexiona Yolanda Ballesteros, a quien tampoco la vocación llevó al mar. “Antes de la selectividad leí un artículo sobre máquinas y náutica y me enganché al tema. Terminé los exámenes y me matriculé, fue amor a primera vista”, cuenta. Estudió Máquinas Navales, navegó mucho como oficial de máquinas y ahora es auditora en Aenor. “Soy un ejemplo de la versatilidad que hay en esta carrera”, sentencia Ballesteros, que confiesa que, aunque ahora navega por el terreno de la consultoría, todavía sueña “a veces con volver a embarcarse”.

Sonia Cabado es inspectora marítima en una empresa privada en Ferrol, tras haber surcado los mares en petroleros durante una década: “El mar me encantaba y una vez a bordo, me conquistó. Navegar es una experiencia que no tendrás en ninguna otra profesión. Escogí Máquinas porque tiene salidas laborales, con sectores con mucha demanda de trabajo”. Sandra Morgade es controladora en la torre del dique de abrigo y lleva 16 años en Salvamento Marítimo. “Animo a todos, a todas las chicas sobre todo, a que naveguen. Te encontrarás de todo, como en todas las empresas, pero saldrás más fuerte, y decidirás a qué campo te quieres dedicar. El mar te atrapa”.

Y Cristina Pernas, también controladora, sí llevaba en la sangre algo de vocación marítima, sobre todo para dedicársela “a las máquinas, no tanto a la navegación”. Lamenta no obstante, al contar anécdotas, que aún hay “algún menosprecio de género” en el sector: “Incluso con mayor rango y formación es más fácil ascender para un hombre que para una mujer”. “Si las mujeres veis que no os valoran, cambiad de campo dentro del mar, que en este mar hay más peces”.

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