Voleibol ä Superliga 2

Tea bloquea a los mitos de la maternidad

El Zalaeta pierde a la croata, que será madre en otoño ä Jugó embarazada la fase de ascenso y planea seguir hasta que se lo permita la barriga y volver a principios de 2025

Tea Andric, jugadora de voleibol en el Zalaeta.

Tea Andric, jugadora de voleibol en el Zalaeta. / LOC

El Zalaeta ha completado la mejor temporada de su historia. Casi de forma inesperada, creció hasta plantarse en la fase de ascenso, aunque allí le faltó creérselo. Uno de los pilares de este rendimiento fue la llegada de Tea Andric. La jugadora croata, de 32 años, se incorporó con el curso ya iniciado, en la tercera jornada. En Navidad ya tuvo ofertas para marcharse, incluso a Italia, una de las mecas del voleibol. Pero decidió quedarse y terminar lo que había empezado. Para la próxima temporada, sin embargo, será baja confirmada. No porque le hayan llamado de otro club. Es por una buena casa: será madre en el mes de octubre. Un adiós a las pistas que espera que sea temporal. Porque hace tiempo que deporte y maternidad no son incompatibles. Ya jugó embarazada la última parte de la liga y la fase de ascenso. Planea seguir haciéndolo en verano en la temporada de voley playa. Por lo menos, hasta que la barriga se lo permita. Y quiere volver lo antes posible, calcula que a principios de 2025.

Tea Andric. |   // LA OPINIÓN

Tea Andric. | // LA OPINIÓN / María Varela

Pocos entendían las lágrimas de la croata después de la derrota contra el Barça en la fase de ascenso que dejaba al Zalaeta fuera de las semifinales. “No me acordaba de que había el partido por el quinto y sexto puesto. En ese momento pensaba que ese iba a ser mi último partido...”, confiesa. “Fue muy emotivo. Nunca antes había estado en una situación en la que supiera que la temporada siguiente no la voy a comenzar. Y aunque mi idea es seguir jugando, primero tengo que vivir toda la experiencia y ver cómo me encuentro”, dice y se queja de que, aunque cada vez hay más ejemplos de madres deportistas —nombra a la estadounidense Kate Walsh, campeona olímpica de voley playa embarazada de cinco semanas; y de la española Lili Fernández, que tras tener a su segundo hijo está en la carrera para París 2024, los que serían sus cuartos JJOO— hay muy poca información al respecto. “Es un campo en el que me encantaría profundizar en el futuro. Hay que hablar de ello. Creo que hay mucho camino por recorrer. Faltan ayudas, apoyos, no solo económicos, para las madres deportistas”.

En su caso, se enteró de la noticia en el mes de febrero y, al principio, eran todo incertidumbres: “Yo entreno enferma, si me muero entreno... entrenar siempre es lo primero. Pero esto no era una broma, tenía una vida dentro”. Así que intentó asesorarse lo mejor posible: “Ya había entrenado un mes sin saber si estaba embarazada, pero solo con saberlo te cambia el chip, te tiras un poco menos. Hablé con médicos, amigas, con otras jugadoras, que me tranquilizaron. Hablé con Jorge, que fue de los primeros en saberlo. A mí tampoco me gusta llamar la atención y que dijeran ‘pobre Teíta, que ahora no puede hacer nada’. Ya me dijo mi matrona que no estoy enferma. Vida normal, con un poco más de cuidado” .

Tea Andric remata en un partido de esta temporada. |  // CARLOS PARDELLAS

Tea Andric remata en un partido de esta temporada. | // CARLOS PARDELLAS / María Varela

Ahora ya ha pasado los tres primeros meses. Y en la fase de ascenso estuvo a gran nivel: “Cuando al terminar los partidos se lo contaba a alguna de las rivales, no se lo creían. Aunque yo creo que ya se me nota”. En cuanto a juego, desde luego, no se podía adivinar porque dio todo un recital. “Quería ser líder, no solo por el equipo y el club, que nunca ha conseguido el ascenso, sino también por mí, porque iba a ser mi último torneo. Creo que lo di todo y duele no haber conseguido los objetivos”, indica. El último en pista, porque este mismo fin de semana inicia la temporada de playa. “A ver hasta cuándo lo voy a poder hacer. Hasta que pueda por la barriga y hasta que encuentre compañeras que me quieran así. Igual algunas que me llamaron se sorprenden cuando lean esto”, bromea. Sobre si el destino de su hijo o hija estará ligado al voleibol, con un padre y una madre jugadores, lo deja en el aire. “Uno tiene un pensamiento de cómo va a ser como padre y la realidad es completamente diferente. Creemos que vendrá con nosotros a los partidos... y luego puede ser que tenga cero coordinación pero que cante increíble”. Pero sí que no puede negar que le gustaría que tuviera relación con el deporte: “Para mí ha sido una escuela de vida que me lo ha dado todo”.

Una vida ligada a las pistas en cinco países

Tea Andric ya fue hija de un jugador de voleibol. “Pero ni mi hermano ni yo nunca sentimos la presión de tener que jugar... aunque los dos acabamos jugando”, recuerda. Se inició en el Karlovac de su ciudad natal, donde siguió hasta la etapa universitaria hasta que se fue a la costa a estudiar un máster y se unió al Zadar. Pero en su mente siempre había una obsesión: conocer España. “No me preguntes por qué, pero quería conocer el país y elegí Vigo,”, continúa, imparable, contando su historia sin que medien preguntas.

Allí vivió un momento soñado cuando el entrenador del Xuvenil Teis, con el que estaba entrenando, le pidió que se quedara para jugar en Superliga 2. “En mi país tenía que estudiar, trabajar y entrenar. Aquí no solo estaba en España y en una ciudad que me encantaba, sino que me iban a pagar por jugar. Para mí era como ‘¡Guau!”, se sincera. Después continuó su gira por Galicia, con dos años en el Emevé de Lugo y los cursos posteriores le llevaron a tres países: Francia (Volley Club La Fère); Islandia (KA Akureyri) y Suecia (Hylte/Halmstad).

Pero quería volver a España. Su pareja, el argentino David Guiñazú, jugador del San Sadurniño, estaba aquí así que habló con Jorge Barrero por si había la posibilidad de entrenar con el Zalaeta. “Pero mi problema siempre es el tránsfer, porque no todos los clubes pueden pagar 3.000 euros solo para que juegue”, indica. El coruñés lo hizo incluso a sabiendas de que podía irse si le salía algo mejor en Navidad. “Tuve ofertas... pero no quise arriesgar lo que tenía. Ya queríamos ser padres y no teníamos fechas. Pero al quedarme se daban todas las condiciones... y la personita decidió que quería nacer ya este año”, bromea.

Suscríbete para seguir leyendo