España suma 19 coronas

Campeona de Europa. Por 19 vez en su historia. Tercera seguida. Y segunda corona también consecutiva para el coruñés César Carballeira. El del Liceo, pilar del juego de Guillem Cabestany, levantó el cetro continental con una España que sometió por 4-2 a Portugal en la final del torneo disputado en Sant Sadurní d’Anoia. Dominio completo. Y si hubo intriga hasta el final fue porque Alves, el mejor de los lusos, se empeñó en mantenerles con vida. Pero era uno contra un equipo que funcionó como tal, con todas sus piezas a una y con el protagonismo de un consagrado Marc Grau, con dos goles, y otros dos desde la directa de Marc Julià.

La selección española parecía haberse reservado toda la semana para este momento. De menos a más, quitó el tapón por completo del tarro de las esencias. Los dos equipos salieron a la pista del Ateneu sin ningún tipo de reservas. A tumba abierta desde el primer minuto, con un ritmo arrollador. De una portería a otra. Sin especulación. Los porteros empezaban a entrar en calor. El portugués respondiendo a un par de disparos de Carballeira, que lo intentó desde lejos. Carles Grau, por su parte, impedía que una pillería de Alves desde detrás de la portería encontrara su propósito. El coruñés era su sombra. Y desde la defensa empezó España a construir su dominio.

Controlaba atrás, intentaba encontrar a Martí Casas, incrustado en el área, y movía bien la bola buscando las triangulaciones. El pichichi del Calafell, que la próxima temporada jugará en el Reus, no encontró el camino al gol, pero sí el que entró para ocupar su puesto. Está siendo el Europeo de la consagración de Marc Grau y el ex del Liceo lo confirmó con el tanto con el que se adelantó el combinado español. Un rechace al que el 9 llegó por su envergadura y, de espaldas, remató a gol. Fue el único de una primera parte en la que su hermano Carles Grau salvó dos ocasiones en las que Alves y Rodrigues se quedaron solos frente a él.

Portugal cambió de táctica en el segundo tiempo, buscando disparos lejanos que pudieran ser punteados para despistar a Grau —encajó varios así en el campeonato—. No le sirvió sobre todo porque en una arrancada de Nil Roca, Rafa Costa le atrapó el patín con su stick y vio azul. Bargalló no acertó la directa, pero justo cuando se acababan los dos minutos en superioridad, sí encontró en el segundo palo a Marc Grau para marcar el segundo. Y en la jugada siguiente, décima falta de los lusos que aprovechó Julià desde la directa. Con el 3-0 todo parecía a favor del conjunto de Cabestany pero entonces tiró de orgullo Alves para con un trallazo recortar la distancia.

Y se pudo complicar mucho más con una azul a Aragonés. No supuso directa para Portugal, sí dos minutos en superioridad en los que España, con Carballeira, Roca y Bargalló, se defendió sin sobresaltos. La estrategia lusa desde entonces fue clara. Se estaba viendo superada y si dejaba que todo siguiera igual el resultado iba a ser claro. Si no podía ser por las buenas, que fuera por las malas. Llevaron el partido a barro. Dispusieron de una directa por la décima falta española y Grau frenó Alves. Un peligro menos. España no podía caer en la trampa. Carballeira tuvo una clara para sentenciar. En la jugada siguiente marcó Alves. Sudores fríos. Los que no tuvo Julià para anotar desde el punto de directa en la jugada siguiente tras la 15 falta lusa. Golpe moral. Y finalmente, golpe letal.

Italia se lleva el bronce ante Francia

La selección italiana de hockey sobre patines se llevó la medalla de bronce del Campeonato de Europa que terminó ayer en Sant Sadurní d’Anoia al vencer a Francia en la final de consolación en la tanda de penaltis. El día anterior, el combinado transalpino había perdido en semifinales frente a España precisamente en la tanda desde el punto de la pena máxima. Consiguieron reponerse para vencer a una selección gala que no pudo contar con su capitán, Carlo di Benedetto, y que fue liderada por su hermano Roberto. El exliceísta adelantó 0-2 y aunque recortó Cinquini, Herman volvió a poner dos goles de ventaja para Francia. Faccin y Malagoli mandaron el partido a la prórroga, en la que Italia cogió ventaja doble (Gavioli y Cocco) y los mellizos Roberto y Bruno volvieron a igualar. En los penaltis, las dos selecciones agotaron los cinco tiros con solo dos aciertos y en el tercer desempate Cocco marcó y Roberto di Benedetto, no.