Entrevista | Ulises Bértolo Abogado y escritor, presenta su libro ‘La dama del norte’

“No todos los que están metidos en la industria criminal son asesinos natos”

“A mí me interesaba contestar la pregunta de quién es en realidad Ana Garrido”

Ulises Bértolo posa con su libro.   | // JAVIER OCAÑA

Ulises Bértolo posa con su libro. | // JAVIER OCAÑA / Ana Carro

El escritor y abogado Ulises Bértolo ha recreado la vida de Ana Garrido en su nueva novela, La dama del norte, en la que cuenta la historia de la mujer asturiana que lideró el narcotráfico en España. La presenta esta tarde, a las 20.00 horas, en el Sporting Club Casino de la calle Real acompañado por el fiscal Luis Anguita, el productor de cine Andrés López de Arriaga y el librero Manuel Arenas.

¿Cómo conoció la historia de Ana Garrido? ¿Supo entonces que podía ser una novela?

Conocí la historia de casualidad. Me la planteó una persona, que trabaja en el sector audiovisual, un coruñés de pro, y no estaba muy convencido. No quería contar una historia más de narcotráfico. Insistió y me dijo que podía tener una reunión con ella. Viajé a Málaga a reunirme con ella. En muy poquito tiempo, en diez minutos, me quedé completamente enamorado de la historia. Supe que podía dar para una novela y más todo lo que me contaba, sobre todo la parte personal.

¿Qué recuerda de aquel encuentro? ¿Ese poderío de su protagonista estaba presente en esta mujer?

Cuando la conocí, en lo primero que me fijé fue en su apariencia. Iba con una especie de prejuicio, con un estereotipo de lo que me podía encontrar. Es una persona muy normal, una mujer como cualquiera que uno puede encontrarse todos los días. Incluso me podría recordar a un familiar. Desde un principio noté una reticencia a hablar de su lado personal, humano, de sus fortalezas y debilidades. Yo quería romper esa barrera. Me interesaba contar una historia humana, no de una narcotraficante sino de la mujer que se dedica al narcotráfico. Vi que era una persona que quería controlar la conversación. Cuando conseguí dejar a un lado la parte que conozco, fui tirando de un sedal hasta ir al origen, a la infancia. Ahí empecé a darme cuenta que había una novela. Vi una mujer muy reflexiva, muy observadora y muy cercana, que quiere tener el control de la situación, y muy lista. Le dije “si cuento esta historia es sin ningún tipo de condicionante, la baso en tu vida pero no busco mensaje moral, solo quiero hablar de ti y de quien eres”. A mí me interesaba contestar la pregunta de quién es en realidad Ana Garrido para que los lectores pudiesen conocer su otra cara.

Es curioso, de hecho, cómo se llega a empatizar con la protagonista, una madre que cuida a su familia.

Eso es para mí lo importante. Cuando uno en la vida tiene que tomar decisiones que suponen una renuncia a un camino y coge otro, en qué medida los caminos que escogemos son los adecuados y qué pasa si ante nosotros se presenta una situación en la que tenemos que tomar una decisión que, a lo mejor, es equivocada. En su caso, me hizo preguntarme: ¿podemos llegar a hacer cosas que jamás pensamos que haríamos? Para que fuese el propio lector el que sacase sus conclusiones, quise enseñar cómo piensa, si es una persona que tiene un instinto criminal nato o si es una persona normal que, en un momento determinado, por las razones que sean, toma un camino equivocado. Sus anhelos, sus deseos, sus miedos o su condición de madre no son distintos a los nuestros. El lector empatiza y llega a pensar que no quiere hacerlo porque es una narcotraficante. Pero esa es la cuestión, no todo el mundo que está metido en la industria criminal son asesinos natos.

En una parte del libro, Ana le dice a su hermana Sara que quiere ganar dinero porque no quiere mirar atrás y ver lo mal que lo ha pasado. ¿Huye del pasado?

Sí. Le ocurren una serie de cosas muy traumáticas y tenía la idea de alejarse de todo lo que era su vida hasta ese momento. Como si se le hubiera desmoronado el mundo en el que creció. Según mi intuición, esto ha sido una carrera para huir de sí misma. El dinero aparece como un refugio. En esta sociedad, hoy en día, el dinero es más un fin que un medio. Tenía ambición y el dinero era como ese traje que le protegía de las cosas malas.

¿La ambición excesiva puede hacer que se cometan errores?

Totalmente. La industria del narcotráfico mueve cantidades ingentes de dinero. Si das ese paso, hay que asumir el riesgo. En toda la historia, está muy presente el miedo. Ella tiene miedo, teme perder a su hijo, huye... Incluso tiene miedo a ser descubierta por su propia familia. Era casi una doble vida. Hay un momento en el que está llegando a su pueblo y se despoja de las joyas porque no quiere tener que enfrentarse a preguntas molestas.

En el lado opuesto está Marbella, donde va a fiestas y todo el mundo reinventa su pasado.

Efectivamente. Ese es un capítulo muy interesante. Allí llega gente de todo el mundo, con un patrón común que es el dinero, y se llega a decir “aquí el único problema que tiene la gente es morirse”. En el libro aparece el contraste entre la pobreza y el lujo.

Se ha oído hablar mucho de narcotraficantes como Sito Miñanco o Laureano Oubiña. ¿Por qué no se habla tanto de Ana Garrido?

Yo creo que hay operaciones que han sido más mediáticas. Hubo una época en la que había grandes líderes que hacían ostentación. Era gente poderosa que se sentía casi inmune. El narcotráfico evoluciona. En la época de Ana Garrido, esa ostentación desaparece y se forman pequeños grupos difícilmente detectables. Es una forma de hacer las cosas distinta. El narcotráfico siempre se abre camino. Vi en un reportaje que lo que se incauta es aproximadamente el 2% de la cocaína que se mueve a nivel mundial. En su época, se buscaba un anonimato de cara a la sociedad.

Es, además, un triunfo que una mujer se haga hueco en un mundo de hombres.

Eso es fundamental. Me han preguntado si es una novela de corte feminista. Yo no lo buscaba, pero queda plasmado lo que yo opino de las mujeres, que si quieren, pueden ser mejores que los hombres incluso en el crimen.

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