El viaje circular de César Carballeira al lugar que le vio nacer

Regresa como formador a la pista en la que empezó a patinar con tres años

Lleva una sección de unos 40 niños y niñas que todavía no compiten

El viaje circular de César Carballeira al lugar que le vio nacer

LOC

Xane Silveira

Xane Silveira

En el colegio Liceo La Paz vuelve a sonar el roce de las ruedas, el chirrío de los frenos y el golpeteo del esférico contra los laterales de la pista en la que hace 23 años César Carballeira empezaba a dar sus primeros patinazos. Esta vez, de forma distinta, no lo hace como jugador. Amontonados a su alrededor, casi cuarenta niños y niñas de unos seis años empiezan a desfilar sobre cuatro ruedas, soñando con alcanzar algún día la cima del deporte. Una cúspide que tocó el deportista coruñés este verano. con su segundo entorchado europeo. Lejos de frenar, emprende una nueva aventura sobre el terreno que le vio nacer y con los colores que lleva toda su vida defendiendo.

“Quiero devolverle al club todo lo que hicieron por mí. A día de hoy soy lo que soy gracias a este colegio”, explica con agradecimiento Carballeira. Arranca una nueva etapa. Esta vez, como entrenador. Dirige a las categorías formativas. No quiere, todavía, competir. Por eso lidera a los más pequeños, los que todavía están aprendiendo a moverse. “Me divierto mucho con ellos, jugando, viendo cómo patinan y se lo pasan bien. El objetivo es que al final llegan a casa cansados. Es parte del proceso y de su felicidad”, describe un César Carballeira entusiasmado con su nuevo papel.

Una idea que lleva gestándose en su cabeza mucho tiempo. Empezó el cosquilleo “este último año, hablando con Jorge.”, desvela. “Se me dio la opción de llevar la escuela, los más pequños, empear a inciarlos y la verdad es que estoy muy contento”, explica. Tras sus primeras clases, en las que todavía no ha introducido el stick porque “lo primero es aprender a patinar para poder jugar”, tiene claro que tarde o temprano tendrá que darles cuerda con el elemento favorito de los pequeños. “Te lo piden desde el primer día. Hay quien hasta se enfada. Creo que si aguanto más sin ponerles el stick, alguno se me va a echar encima”, bromea con una sonrisa. La misma que le sacan los más pequeños, con los que está “encantado”. “Hago lo que me gusta y lo que llevo haciendo toda la vida”, añade sobre su pasión por la formación.

"Si aguanto más sin ponerles el stick, alguno se me va a echar encima”

Uno de los aspectos que más remarca es el de “la base”. Para un jugador formado en la cantera verde, ese valor es clave. Sobre todo porque son el futuro. para competir en lo más alto. “Sabemos que es un deporte minoritario, pero también que no todos los colegios de A Coruña tienen la suerte de tener un equipo de hockey y una pista. Poder tener todo aquí, salir de clase y jugar, eso es para aprovechar. Es lo que intentamos”, remarca Carballeira,que espera que en el futuro alguno de los jóvenes que ahora entrena puedaser su sucesor. Para esas generaciones futuras tiene varios consejos para amar el hockey como él lo hace: “Que disfruten, y sean felices. Al final, esto va a ser para ellos. Si tiene que ser será. Solo les digo que sean constantes y que esto se hace para divertirte, ser feliz y apartarte un poco de los estudios. Y si pueden llegar algún día a ser profesionales, que lo aprovechen y no desperdicien la oportunidad”.

César Carballeira vuelve a la pista en la que un día, con tres años, empezó a patinar. “No ha cambiado nada”, sonríe cuando piensa en el Liceo y esos profesores que en su día le dieron clase. O neno do cole, desde luego, sí lo ha hecho.