En el cielo se escucha la música de gaitas Seivane

El conselleiro de Economía visita en Cambre este taller con 84 años de historia que exporta sobre todo a Estados Unidos

Álvaro (izquierda) y José Luis Seivane, ayer en el taller en Cambre . // L.O.

Álvaro (izquierda) y José Luis Seivane, ayer en el taller en Cambre . // L.O. / m. Villar

Casi cien años de artesanía y con la tercera generación trabajando, da para muchas anécdotas. “Cuando nos dieron el Premio Nacional de Artesanía en 2014, al volver, en el control del aeropuerto, en el escáner de seguridad vieron una mano de una persona en la maleta y el responsable, todo alarmado y casi gritando, nos dijo que qué llevábamos allí. Abrimos y le enseñamos que era un trofeo en forma de mano, que es la pieza que se da a los ganadores del Premio Nacional de Artesanía”, contó ayer con humor Álvaro Seivane mientras enseñaba ayer, junto a su hermano José Luis, todo el proceso de fabricación de una de las famosas gaitas de este taller de Cambre, con 84 años de historia, al vicepresidente primero y conselleiro de Economía Francisco Conde.

El conselleiro visitó este obradoiro dentro de la semana europea de artesanía y para anunciar que el próximo mes de abril aprobará un proyecto de Ley de Artesanía para “impulsar el sector como actividad económica sostenible”, para facilitar la incorporación de nuevas generaciones y “actualizar la normativa” para preservar este oficio y divulgarlo.

Álvaro Seivane contó otra anécdota: cuando vio las imágenes y el vídeo que se divulgó sobre el primer vuelo Ginebra-A Coruña, el pasado domingo, se dio cuenta de que la gaita con la que el italiano Mario Araldi tocó en el avión era de este taller cambrés. Estos artesanos venden la mitad de su producción ya al extranjero, a países como Francia, Italia, Reino Unido y Países Bajos, pero sobre todo a Estados Unidos.

“Es curioso, pero la costa oeste de Estados Unidos es donde más nos compran, y no porque sean emigrantes o hijos de emigrantes gallegos, ni han venido nunca a Galicia”, destacó Álvaro.

Enseñando las piezas de ‘buxo’ de 400 y 250 años.   | // L.O.

Enseñando las piezas de ‘buxo’ de 400 y 250 años. | // L.O. / m. Villar

Los dos hermanos, con humildad a pesar de su larga y exitosa carrera, continuadora de la del fundador, Xosé Manuel, fallecido en 2012, mostraron al conselleiro todo el proceso de su trabajo en un taller en el que trabajan siete personas. Desde que les llega la madera, sobre todo granadillo de Mozambique (más estable ante los cambios de humedad incluso que el buxo). El buxo galego requiere diez años de secado de la madera y otros cinco de reposo, va del secadoiro al repousadoiro, para poder trabajarlo con la confianza de que saldrá una gaita perfecta de construcción. Los hermanos mostraron dos troncos de boj, uno de 400 años y otro de 250, dos piezas de gran valor, que están a la espera de madurar (se les dan cortes cada quince días para “destensar” la madera) para que produzcan buenas piezas para confeccionar una gaita.

En este obradoiro hacen todo el proceso, desde que llega la madera y es secada y trabajada, y todas las piezas, de la palleta o el pallón al soplete, el ronco, el punteiro o la ronqueta. También hay costureras para hacer el fol. Los propios artesanos fabrican incluso las piezas de trabajo, las limas, por ejemplo, una de ellas “con la ballesta de un Land Rover”. También registraron una patente, un pallón sintético muy estable y de gran fiabilidad. La última visita de ayer fue al museo de esta familia, con destacadas gaitas y otras piezas elaboradas por ellos a lo largo de su trayectoria.

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