Entrevista | Lola Baldrich Actriz, presenta este jueves y viernes ‘Adictos’ en el teatro Rosalía de Castro junto a Lola Herrera y Beatriz Bergamín

“Somos animales sometidos a los nuevos amos, que son los datos, las pantallas y las tecnologías”

“Trabajar con Lola Herrera es un aprendizaje constante”

La actriz Lola Baldrich.   | // CEDIDA

La actriz Lola Baldrich. | // CEDIDA / Ana Carro

Lola Baldrich se subirá al escenario del teatro Rosalía de Castro junto a Lola Herrera y Beatriz Bergamín para interpretar Adictos, una obra que habla sobre las nuevas tecnologías, la libertad y la desinformación. Baldrich, que aprecia las “cosas normales” del día a día, como pasear por una ciudad o hablar con un amigo, espera que el público que salga del teatro reflexione sobre esas pantallas y datos que esclavizan al ser humano. Las funciones serán este jueves, día 21, y viernes, día 22, a las 20.30 horas.

¿Se puede resumir Adictos en una llamada de atención sobre las nuevas tecnologías o lo sometidos que estamos a ellas?

Exactamente. Yo creo que lo que hace Adictos es abrir una ventana a la reflexión sobre las servidumbres contemporáneas. En todas las eras el ser humano ha sido esclavo de algo. En unas épocas más y en otras menos, pero ahora parece la esclavitud es invisible. Tenemos un concepto fabricado de la libertad desde la revolución industrial y todo eso muy idealista, pero en el fondo somos animales sometidos ahora mismo a los nuevos amos que son las tecnologías los datos y las pantallas. Para mí eso es una esclavitud. A mi edad he tenido que hacer un ejercicio de reflexión sobre esto. Y eso que yo en otra época de mi vida no he tenido estas servidumbres. Pero imaginemos cómo es para los jóvenes, para la gente que ha nacido ya con ello. Pues esto es lo que hace Adictos, abrir un poco esa ventana a la reflexión y que la gente se vaya a sus casas diciendo “madre mía, en lo que estamos metidos”.

¿El ser humano tiene capacidad de reacción?

El ser humano es muy listo. Ha llegado a esa elevada categoría por encima supuestamente de los animales, con esa capacidad de fabulación que tiene y de crearse realidades y explicárselas a través de la de la fantasía, del relato y de ponerle nombre a las cosas. Yo creo que es capaz de todo, lo que pasa es que hay que hacer un esfuerzo gigante y, además, enseñárselo a hacer a los demás. Claro que somos capaces, pero la historia es que tenemos que hacerlo todos juntos.

El público va a reflexionar, pero usted, como actriz, ¿también lo ha hecho al trabajar este texto?

Por supuesto. Me ha permitido estar alerta con mis vinculaciones a lo que no es crecer o creativo. Si leo un libro, estoy creciendo y soy creativa. Si tengo una conversación con amigos, con hijos, con pareja, con el mundo, soy creativa. Parecen cosas normales, pero si yo estoy dando un paseo en A Coruña y quiero encontrar un edificio, un museo o un café y mi cabeza está agachada los metros que recorro y no me dejo llevar y perder por la ciudad es que estoy metida en una cárcel. La cárcel una pantalla, en este caso con Google Maps. Si hacemos las amistades por internet o si compramos constantemente cosas porque están a un clic en el móvil, estamos en una prisión invisible.

¿Las nuevas generaciones han pedido la capacidad de aburrirse?

Sí. El otro día hablaba con mi hijo, que tiene 20, y mis sobrinos, que tienen sobre 30, y uno de ellos, que es psicólogo, decía que para no hacer nada, para aburrirse, prefería dormir. No estamos entrenados en el no hacer nada, en la reflexión, en el aburrimiento, en el bostezo. No hace falta pensar en Descartes, basta con pensar en tus cosas.

¿Cómo ha sido trabajar con Lola Herrera?

Un lujo bonito, para mí un aprendizaje constante, profesional y personal. Esta obra es como un homenaje a Lola, que es admirable. Su energía vibrante, constante y su lección que da cada noche en el escenario, buscando lo que dice ella, que es la verdad. Y luego, en viajes, en coches, en restaurantes, cenando o paseando, ella te cuenta décadas de la historia del teatro. Esa historia del teatro que no conocemos. Cómo eran los teatros de los años 50, las estructuras de producción, los repartos, los viajes, el mobiliario, el vestuario, las relaciones... Eso es muy divertido y muy jugoso, como un máster.

Ha trabajado en televisión y cine, pero habla con pasión del teatro. ¿Es su lugar favorito?

Fíjate, más que yo haya elegido el teatro, que también, yo creo que el teatro me elige a mí. Yo puedo tener épocas televisivas y otras no, pero hay pocos meses de mi vida profesional en los que no haya estado en el teatro. Ahí es donde puedes hablar en boca de Shakespeare, de Calderón, de Miura... El teatro es la madre del cordero de las artes escénicas.

Sin embargo, la televisión le ha permitido dejar huella con algunos de sus personajes.

Y espero seguir haciéndolo. He hecho personajes divertidos como Gertru de Médico de Familia, hasta misteriosos como la doctora de El Internado y muy sociales como en Compañeros. También pude deleitar por las tardes con una serie diaria, como Amar en tiempos revueltos o ser una pincelada en Cuéntame de las últimas temporadas. Pero creo que me deben personajes por hacer.

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