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3-6 | Triste epílogo a una final

El Liceo rozó la proeza pero el Barça sentenció a puerta vacía, perdió los nervios con tres rojas y terminó levantando el título sobre la pista del Palacio de Riazor

Ni el Barça necesitaba marcar a puerta vacía cuando Fran Torres estaba tendido en el suelo retorcido de dolor y uno de los árbitros intentaba parar el juego. Ni los espectadores se merecían un final de partidazo así. Pero así son también los Liceo-Barça, con la sensibilidad a flor de piel. Hay que saber ganar. Que un portero como Sergi Fernández pierda los nervios enviando un derechazo a Pol Manrubia no son los valores del deporte. Y hay que saber perder también sin dar bolazos gratuitos. Resultado, cuatro rojas seguidas. Una para el delegado culé Jordi Roca por encararse con el público. Tres para Fernández, Bargalló y Manrubia en la tangana. Triste final para una liga culé inmaculada. El conjunto coruñés tuvo cerca prolongar la final. Se puso dos veces por delante. Y unas jugadas puntuales marcaron el sino del encuentro. El cuarto gol visitante llegó después de un penalti a Bruno di Benedetto, autor de los tres tantos de los locales. El quinto y el sexto a puerta vacía. El Liceo tiene que irse con la cabeza alta. Una temporada por encima de las expectativas. Luchando ante un trasatlántico al que le acompañan el dinero y el poder. El Barça recibió la copa en la pista mientras el Palacio ahogaba sus gritos de “¡Campeones!” con un “¡Liceo, Liceo!” todavía más fuerte. Termina la temporada. Y la etapa de Álex Rodríguez, Bruno Di Benedetto, Mati Bridge y Pol Manrubia. Habrá cambios, pero con esta esencia verdiblanca el futuro está asegurado.

Tangana final entre los jugadores de los dos equipos. |  // VÍCTOR ECHAVE

Tangana final entre los jugadores de los dos equipos. | // VÍCTOR ECHAVE / María Varela

Las hostilidades se notaron desde el inicio, con un César Carballeira siendo el encargado de hacer las primeras aproximaciones y, a la vez, de ponerse a defender de cerca a Pau Bargalló. Muy atento también a los pases en diagonal intentando buscar la espalda de la defensa para la incorporación por la izquierda de Rodrigues o del propio Bargalló y que tanto daño habían hecho en los dos primeros partidos. Intentando controlar esos puntos fuertes, los verdiblancos se acercaban a portería. Bruno di Benedetto tenía un cometido bastante claro. Ponerse de interior en el área. Si de forma directa parecía imposible batir a Sergi Fernández, había que buscar otra manera. Ponérselo más difícil. El propio francés lo había dicho en una entrevista en este periódico esta semana: "No le encontramos el hueco, pero lo encontraremos”. Y esa posición le dio el primer gol, con una asistencia al área y remate de primeras. El Liceo se ponía por primera vez en toda la eliminatoria por delante en el marcador. Justo como también pedía Di Benedetto como una de las claves.

Bruno di Benedetto defendido por João Rodrigues.

Bruno di Benedetto defendido por João Rodrigues. / VICTOR ECHAVE

Pero cuando mejor tenían que estar los coruñeses, cuando el tanto tenía que haberles espoleado y servido de acicate, ocurrió lo contrario. Empezaron a acumular errores incomprensibles. Pases a la nada, darle la espalda a la bola y una pérdida al lado de la propia portería que sirvió en bandeja el empate a João Rodrigues. Ya está el portugués en estado de gracia como para encima darle regalos. Que te ganen ellos y no perder uno mismo, como se suele decir. Siguieron minutos de nervios. Juan Copa pidió tiempo muerto. Tenía que parar eso. Se recolocaron los verdiblancos. Volvieron a meterse en el partido. Dos disparos de Manrubia y Ciocale intentaban despertarle. Pero fue Pau Bargalló el que consiguió conectar el chut directo a las redes. Tocaba remar a la contra, pero la respuesta fue casi inmediata con un réplica del primer gol. Asistencia de Manrubia, remate de Bruno di Benedetto. Esto no era lo de los partidos del Palau. Estaban en el Palacio de los Deportes de Riazor y eso se tenía que notar. 2-2 al descanso. Todo en el aire.

Sin control de los detalles

La segunda parte se abrió con dos nuevas oportunidades del francés con esa posición palomero intentándolo rematar todo. Desde luego, tenía el día porque en una internada por la banda se fue de todos y consiguió batir al meta culé por tercera vez. En 33 minutos más veces que en los 100 de los partidos anteriores. Quedaba un mundo, pero el Liceo volvía a ponerse por delante. Todos sabían que el Barça no había dicho su última palabra. Además los locales estaban con nueve faltas. Los culés iban a tener una opción a bola parada. Al final dispusieron de dos con una directa —la décima del Barça llegó por simulación de Marc Grau— por el medio de Álex Rodríguez para haber tomado un importante colchón en el marcador. Falló el liceísta como tampoco acertó antes Helder Nunes su penalti. Pero Bargalló no perdonó su directa como tampoco un disparo en el primer palo justo en la jugada posterior a que el Liceo pidiera un penalti sobre Bruno di Benedetto en el otro área. Ahora sí que era la primera vez que el Barça dominaba el marcador. Y llegó cuando solo quedaba cinco minutos para revertirlo. Cinco minutos con un triste epílogo.

Los jugadores del Liceo firman autógrafos después del partido.

Los jugadores del Liceo firman autógrafos después del partido. / VICTOR ECHAVE

Liceo: Martí Serra, César Carballeira, Bruno di Benedetto, David Torres y Álex Rodríguez —cinco inicial—. Pol Manrubia, Sito Ricart, Fabrizio Ciocale y Fran Torres.

Barça: Sergi Fernández, Ignacio Alabart, Helder Nunes, Pau Bargalló y João Rodrigues —cinco inicial—. Marc Grau, Sergi Panadero, Sergi Llorca y Carles Grau.

Goles: 1-0, m.4: Bruno di Benedetto. 1-1, m.8: João Rodrigues. 1-2, m.15: Pau Bargalló. 2-2,m.17: Bruno di Benedetto. 3-2, m.33: Bruno di Benedetto. 3-3, m.37: Pau Bargalló, de falta directa. 3-4,m.45: Pau Bargalló. 3-5, m49: João Rodrigues. 3-6, m.49: Marc Grau.

Árbitros: Mayor y Sánchez. Mostraron roja a Jordi Roca, Sergi Fernández, Pau Bargalló y Pol Manrubia.

Cancha: Palacio de los Deportes de Riazor.

Asistencia: 3.000 espectadores.

El Barça celebra el título de campeón de liga

El Barça celebra el título de campeón de liga / VICTOR ECHAVE