Hockey sobre patines

Dava Torres: “Es un momento muy bonito para ser aficionado del Liceo”

El capitán verdiblanco lidera un vestuario con acento coruñés con la presencia de César Carballeira, Pablo Cancela, Bruno Saavedra y el técnico Juan Copa

David Torres, Bruno Saavedra, Juan Copa, César Carballeira y Pablo Cancela. |  // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

David Torres, Bruno Saavedra, Juan Copa, César Carballeira y Pablo Cancela. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

En el Liceo se respira coruñesismo. Tres jugadores nacidos en la ciudad. Otro criado. Y entrenador de la casa. Serán mayoría. A diferencia de otras temporadas, en las que la base la formaban jugadores de fuera, el conjunto verdiblanco ya hace unos años que se viene articulando alrededor de una columna formada por Juan Copa, Dava Torres y César Carballeira, a los que se unen ahora Pablo Cancela y Bruno Saavedra. Un incentivo para la afición. Y un espejo para los niños no solo de la ciudad, sino de toda Galicia, para que crezcan aspirando a estar en el equipo situado en la cúspide de la pirámide. Esa reciprocidad se perdió. Pero es indudable que se ha recuperado. Solo hay que ir a un partido en el Palacio de los Deportes de Riazor y ver a la jauría de niños ilusionados con las firmas de sus ídolos. Con el aumento de esa cuota coruñesa, este sentimiento solo puede ir a más. “Es un momento muy bonito para ser aficionado del Liceo y del hockey coruñés”, confirma Torres.

“Considero que la gente tiene que darse cuenta de que el Liceo tiene que ser un equipo en el que todos nos podamos mirar, sobre todo los niños como un objetivo para llegar y creo que es sano, con buenas relaciones con los otros equipos de la ciudad”, continúa el capitán, que pone como ejemplo sus propios orígenes: “Salvo César, ninguno somos liceístas de nacimiento. Yo soy de Santa María del Mar, Pablo es de Santa María y Dominicos, Copa del Club del Mar y Bruno de Santiago aunque ya le tengamos adoptado. Y todos nos sentimos igual de orgullosos de ser koruños y nos hemos juntado todos en el que creemos que es el equipo más bonito de Galicia, por eso la campaña es tan acertada”. El jugador también nota ese cambio en las gradas de los cursos anteriores. “Es muy bonito lo que venimos haciendo últimamente. Cada vez hay una afición más bonita. Si te fijas en los últimos años cada vez hay un ambiente más sano por decirlo de algún modo con respecto al deporte. Aquí en el Palacio se respira algo muy chulo con familias, amigos y aficionados al deporte coruñés. El hecho de que tengamos cinco koruños el año que viene ayudará a que cada vez vaya a más”, predice.

El capitán está confiado en que este también será un buen año. Ya el curso pasado, cuando tuvieron que construir un proyecto sobre solo tres pilares, superaron todas las expectativas clasificándose para la final del play off por la OK Liga, para la final de la Copa del Rey y quedándose a las puertas de la final a ocho de la Liga Europea. “El año pasado fue muy largo y todos acabamos con ganas de vacaciones”, reconoce, “pero hemos sido capaces de resetear la cabeza y coger muchas fuerzas para este año que va a ser, creo, un año apasionante”, dice. Ya no parten de cero, sino de seis (Torres, Carballeira, Fabrizio Ciocale, Tombita, Sito Ricart y Martí Serra) con dos piezas que prácticamente no hay que acoplar (Cancela y Saavedra) y solo los portugueses Tomas Pereira y Tiago Rodrigues como los que tienen que pasar por un proceso de adaptación tanto al equipo como a sus compañeros como a la ciudad.

“Espero un equipo con muchas ganas y con mucha ilusión por trabajar y por superar los posibles límites que algunos creen que podamos tener”, asegura el número ocho del Liceo, que el curso pasado entró en el top diez de máximos goleadores de la historia del club. “Como cada año tenemos que superar esas expectativas iniciales que puedan tener algunas personas, pero que a la vez nos sirven de motivación. Porque realmente creo que es un equipo que respira ilusión, ganas y mucha ambición por hacer las cosas bien”, apunta.

Su labor de capitán en estos momentos pasa por preocuparse de que todos estén bien. “Aún no he tenido charlas a nivel grupal, pero sí a nivel individual, para ir viendo si todo el mundo tenía todo preparado, cómo iban evolucionando sus situaciones, si sabían ya dónde iban a vivir... si necesitaban ayuda en algo básicamente”, desvela además de confesar que se sienta contagiado por la ilusión de los que vienen nuevos. “Lo cierto es que todos están con unas ganas tremendas. Ver cómo vienen otras personas con ambición de formar parte del Liceo es algo que enriquece mucho y, al final, como cambiamos tanto de compañeros es como si cambiásemos de equipo sin movernos de casa”, añade. “Como capitán va a ser muy fácil por las ganas enormes que tenemos todos de hacer un buen año”, concluye. El Liceo ya rueda. Y nunca decepciona.

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